Querida joven atleta,
Soy el psicólogo que trabaja con tu entrenador. Como ya sabes, él me ha pedido ayuda para revisar cómo orientar su trabajo contigo, en busca de ayudarte a gestionar los miedos o la presión que puedas tener a la hora de competir. Creo que debes valorar muy positivamente este gesto. Tienes la suerte de contar con un entrenador que valora, cuida y se forma constantemente en estos aspectos. Y esto seguro que te ayudará en tu evolución, tanto para ser mejor día a día a través de los entrenamientos, como para aprender a demostrar tu nivel el día de competición. De todas formas, a medida que vayas progresando, puedes ir valorando la conveniencia de trabajar tú directamente estos aspectos, más allá de lo que te pueda ofrecer tu entrenador. Quizá no te haga falta (es la suerte de estar con un entrenador bien orientado en los aspectos psicológicos), pero puede suceder que a medida que vayas creciendo y por lo tanto la exigencia sea cada vez mayor (¿esperémoslo, no?), entonces veas la necesidad de complementar el trabajo psicológico que ya haces integrado en los entrenamientos con un trabajo extra personalizado, dirigido por un especialista.
Dicho esto, me gustaría compartir contigo algunas de las cosas que hablo con tu entrenador, con su permiso. Quizás así entiendas mejor qué hay detrás de las cosas que te pide, cómo te las pide, y cómo las valora.
Foto: Oriol Duran (https://www.lesportiudecatalunya.cat/)
1 / La confianza
Sabemos que tu confianza ahora mismo no está al máximo nivel. Pero, ¿cómo conseguir tener más confianza? Pues… ¡cambiando la forma de ir a buscar sentirte confiada! Me explico. Sabemos que tu confianza está relacionada con los resultados. Y es normal. Cuando hay malos resultados o cuando «crees» que los resultados pueden peligrar, la confianza baja. Es el extremo opuesto a sentirte confiada cuando las cosas van bien. Que cuando hay buenos resultados hay confianza, eso ya lo sabemos; pero si basas la confianza en los resultados, ¿qué pasa con la confianza cuando hay malos resultados? Se pierde, claro. Y sin confianza, no compites bien.
Por lo tanto, la solución no es esperar a tener buenos resultados, porque esto, si te fijas bien, creo que es lo que has estado haciendo desde hace tiempo, cuando empezaste a despuntar y batiste algún récord. Desde entonces, tú y seguramente todo tu entorno «esperáis» que lleguen resultados similares. Y cierto es que han llegado en algún momento. Pero mientras sigas «esperando», cualquier resultado no deseado se convierte en desesperante. Y la confianza, esa que precisamente necesitas para competir bien, se resiente.
Pues yo te invito a no esperar más resultados.
Fuerte, ¿verdad?
Pero por contra, te invito a provocarlos, que es diferente.
¿Qué diferencia hay entre esperar y provocar? Buscar provocar un resultado te hace centrarte en CÓMO HACERLO. Y esto es crucial para hacer bien el trabajo. Estar centrada en cómo correr y no en el resultado. Y también es crucial para la confianza. Porque si en lugar de confiar en que conseguirás unos resultados (esto de hecho no es confianza, sino esperanza), confías en lo que SABES HACER (es decir, CÓMO CORRER), pase lo que pase en una competición, tengas un día bueno o malo, eso que ya sabes hacer (gracias a los entrenamientos) no desaparece. Y por lo tanto, la confianza en eso tampoco.
Cuando Messi falla un penalty (a veces le pasa), ¿crees que deja de confiar en su forma de chutar? De hecho, estoy seguro de que si él, precisamente él, falla penaltys es porque tal vez él (incluso él!) cae en la trampa de esperar un resultado en lugar de centrarse en cómo hacerlo.
Y con esto quiero decirte que si al mejor del mundo en algo le sucede esto, puedes darte permiso para que a ti, que estás casi empezando en este «negocio» de competir, también te pase. ¿OK?
Ahora, eso no quita que te ocupes y lo trabajes para solucionarlo. Y en eso estamos.
Por lo tanto, en primer lugar, si tienes que confiar en algo, confía en lo que sabes hacer gracias a los entrenamientos. Olvídate de esperar resultados, confía en lo que sabes hacer, y concéntrate (¡CÓMO CORRER!), porque es eso lo que te dará las mejores opciones para demostrar el nivel que tienes. El resultado será la consecuencia. El resultado, de hecho, no te dice nada más que el nivel que tienes y si lo has sabido demostrar ese día.
2 / El miedo al resultado
Vuelvo a decirlo. El resultado no te dice nada más que el nivel que tienes y si lo has sabido demostrar ese día.
Creo que tú quieres mejorar, quieres ser cada día mejor corriendo, ¿verdad? Por lo tanto, si el resultado te dice cómo está tu nivel y si ese día lo has sabido demostrar… ¿no es una información muy valiosa, sea cual sea el resultado? Si el resultado es bueno, ¡buena noticia! Lo que estás haciendo está llevando sus frutos: cada vez eres mejor y ese día has sabido demostrar tu nivel. Pero si el resultado es malo, lo que te dice es que algo tendrás que hacer de más o diferente. Y si tu motivación es trabajar para ser mejor, ¿no es acaso una buena noticia conocer esto?
El resultado es siempre información. Y tú (y tu entrenador) podéis utilizar esa información para seguir creciendo.
Por lo tanto, ¿hay que tener miedo a un mal resultado?
Seguirás teniendo miedo si «esperas» un buen resultado, o si estás demasiado pendiente de lo que puedan opinar los demás sobre ese resultado. Sabemos que algo de esto hay tras tu miedo a hacerlo mal: quizás sea miedo a sentir vergüenza, o solo miedo a lo que puedan opinar los demás, o tal vez miedo a cómo puede afectar un mal resultado en tu futuro.
La ventaja de concebir un mal resultado como información útil para crecer, es que no puede darte nunca miedo, porque en realidad es una ayuda para seguir creciendo como atleta.
3 / Querer hacerlo bien o evitar hacerlo mal
Querer hacerlo bien o evitar hacerlo mal son dos vías diferentes de querer más o menos lo mismo. Pero una vía ayuda a competir bien, mientras que la otra es una trampa absoluta. Buscar evitar hacerlo mal te hace pensar en el error o en las consecuencias de un mal resultado. Y esto activa el miedo. Y el miedo activa los nervios. Y los nervios hacen que la concentración no sea la adecuada; te hacen estar más pendiente de la consecuencia (futuro) que de cómo hacerlo (presente).
Por eso es mucho mejor buscar en hacerlo bien. Y ya ves que esto nos conecta con lo que decíamos antes, de provocar un resultado en lugar de esperarlo. Si esperas un resultado, de forma inmediata te hace pensar en lo que puede pasar si éste no llega. En cambio, si tú quieres provocar un buen resultado, por narices tienes que estar ocupada y concentrada en correr de la manera que sabes que te puede dar las mayores opciones posibles de conseguir ese resultado.
Por lo tanto, cada vez que te des cuenta que tienes miedo a no hacer un resultado, debes darte cuenta de la trampa y coger la vía correcta: «si yo quiero un buen resultado, voy a intentar provocarlo, y la mejor forma de hacerlo es estando concentrada solo en cómo correr «.
4 / La concentración
Precisamente, en el «cómo correr» es en lo que debes basar tu confianza. Es lo que sabes hacer, es lo que has entrenado. Y por lo tanto, en competición, no debes hacer nada diferente a lo que haces en los entrenamientos. Debes buscar estar concentrada en cómo correr, al igual como lo estás en los entrenamientos. Si en los entrenamientos buscas hacerlo bien técnicamente (objetivo), lo intentarás concentrándote en cómo hacerlo, es decir, en cómo correr. Si en algún entrenamiento buscas una marca (es otro tipo de objetivo), tú lo intentarás concentrándote en cómo hacerlo, es decir, en cómo correr. Pues si en competición quieres conseguir la marca para la que tú estás preparada (gracias a los entrenamientos), lo único que tienes que hacer es… concentrarte en cómo correr. El resultado será la consecuencia.
Estoy seguro de que en competición no os marcaréis nunca como objetivo de resultado hacer una marca para la que no estés preparada o que no hayas comprobado antes que puedes hacer. A esto lo llamamos «ajustar bien los objetivos», y facilita que tú como atleta no sientas que debas hacer algo «especial» en competición, sino solamente hacer «lo de siempre», tal como lo haces en los entrenamientos: concentrarte en cómo correr.
Está claro que en competición pueden pasar cosas diferentes a los entrenamientos. La propia presión, por ejemplo. Si te tomas las cosas como te comento aquí, seguramente esa presión disminuirá, pero hay que tener claro que siempre habrá algo de presión, y de hecho, la esperamos. También pueden pasar accidentes, rivales que estén muy bien, situaciones tácticas complicadas … o puedes tener un mal día, la regla, un resfriado, haberte peleado con alguien, etc.
Ante todas estas cosas que pueden pasar en competición, tu tienes una ARMA: LA CONCENTRACIÓN. La has entrenado cada día, es en lo que confías que te hace correr bien, y es también en lo que debes confiar que te permitirá demostrar tu nivel en competición. La clave es buscar hacer lo mismo: entrenar como competir (súper bien concentrada en cómo hacerlo), para competir igual que entrenar (súper bien concentrada en cómo hacerlo).
5 / Un ejemplo …
Quiero terminar con un ejemplo que demuestra todo lo que te he comentado. La atleta se llama Heather Dorniden, y compite en los 600m en cubierto. Mira primero el video y después lo comentamos:
En este vídeo habrás podido ver todo lo siguiente:
- La importancia de aceptar las adversidades como una posibilidad (¡y no como un desastre!)
- Gracias a saber que cualquier cosa puede pasar, no se altera emocionalmente cuando pasa (no se enfada ni se frustra…)
- Gracias a no alterarse, puede seguir más fácilmente con la misma concentración, centrada en cómo correr. Esto le permite recalcular la táctica, decidir qué hacer (administrar sus recursos) y centrarse en cómo hacerlo (y no en lo que había pasado, ni en lo que podía pasar)… es decir, sigue mentalmente habilitada para provocar que pasen cosas.
- Aunque las situaciones vayan cambiando a lo largo de la carrera, sigue concentrada en cómo correr hasta el final.
- Los puntos anteriores demuestran que ella hace todo lo que está en sus manos para demostrar el nivel que tiene (a pesar de las adversidades). Esto es adaptarse.
- El resultado final le ha dado información de su nivel, y de cómo ha sabido ese día demostrar tal nivel (incluso con adversidades). Puedes valorar cuáles de los dos aspectos (su nivel o saber demostrarlo) fue lo más determinante en esta carrera.
- Su reacción al terminar es fruto de su actitud previa y de todo el proceso seguido. Emocionalmente parece como si no hubiera hecho nada «especial», y esto solo es posible gracias a haber entrenado mil veces los recursos utilizados, y haberlos aplicado en competición una vez más: entrenar como competir para competir como entrenar.
- Finalmente, seguro que lo que ella más valora al final no es el resultado, sino todo lo que ella ha hecho para provocarlo. Seguro que tras esta carrera su confianza crece, pero no por el resultado final, sino por constatar cómo los recursos adquiridos han funcionado, y por haberlos sabido utilizar en el momento justo.
Espero que todo esto te sea de provecho para orientar tu mentalidad de forma que te permita seguir creciendo. Por la información que tengo de ti, estoy seguro de que será así.
Para finalizar… Esta carta no es gratis. Tu entrenador está pagando esto. Pero creo que tú también deberías poner de tu parte, ¿no te parece? Te diré el precio: lo que te pido por esta carta es tu permiso para adaptarla y convertirla en un post (que colgaré en mi blog). ¿Me das permiso?
por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«