Blog profesional de Joan Vives Ribó

octubre 15, 2012

En este apartado se irán publicando posts relacionados con las áreas de intervención en las que más trabaja Joan Vives Ribó:

  • La psicología clínica y de la salud
  • La aplicación de la psicología en el deporte y el rendimiento*

* ¿PSICOLOGÍA DEL RENDIMIENTO?

El rendimiento humano está mediatizado por la salud o el bienestar psicológico, la estabilidad emocional y los procesos psicológicos (motivación, activación, concentración, confianza, etc.)  relacionados con la propia tarea o actividad (académica, profesional, deportiva).

La psicología aplicada al rendimiento evalúa el comportamiento (y todas las manifestaciones psicológicas) del individuo en relación a su quehacer, y a partir de las necesidades / objetivos detectados, determina y ejecuta medidas de prevención o de tratamiento / intervención, en busca de conseguir el bienestar psicológico, la estabilidad emocional y el manejo adecuado de los mecanismos psicológicos por parte del individuo, con un doble propósito final: optimización del proceso de adquisición de competencias y adaptación óptima para el afrontamiento de las situaciones de rendimiento.

Optimización de los recursos

Cuando una persona debe afrontar cualquier situación lo debe hacer con sus recursos. Para ello es necesario que sus recursos sean los adecuados y estén bien adquiridos. Con este propósito se previene o se interviene para que gracias a gestionar adecuadamente los mecanismos psicológicos relacionados con el aprendizaje (básicamente la motivación) y la tarea (básicamente la concentración), la persona optimice al máximo el proceso de aprendizaje de las habilidades, destrezas o recursos con los que debe cometer su quehacer.

Estabilización del rendimiento

El rendimiento de las personas ante un reto concreto (actuación profesional, examen, competición, etc.) puede estar sometido a variaciones (alteraciones emocionales o desadaptaciones funcionales) provocadas por la propia situación de rendimiento (exigencia, relevancia, complejidad, intensidad, variabilidad, etc.), que impiden que la persona desarrolle o demuestre el potencial de que es capaz. Para ello se trabaja de forma preventiva o se interviene, para conseguir el manejo adecuado de los factores psicológicos relacionados con el afrontamiento de la situación de rendimiento, y conseguir así la máxima estabilidad emocional que permita a la persona poder demostrar los recursos adecuados en el momento necesario.

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Aparte de los posts, en este weblog encontraréis información acerca de Joan Vives Ribó: artículos y publicaciones, entrevistas, agenda de actividades programadas donde interviene o colabora.

Padres «dispensadores» de motivación (o la trampa de vincular dinero y resultados)

May 2, 2022

CASO REAL. Niño de 10 años. La actividad extraescolar que desarrolla en su colegio es el minibasket (nivel bajo en relación a su categoría). Su madre es una apasionada del baloncesto. Y esta pasión la hace ir más allá que actuar solo como «madre». Con toda la buena voluntad del mundo, pero con toda la inconciencia respecto a las consecuencias, decide «motivar» a su hijo en busca de «hacerlo mejor», premiándole con dinero dependiendo de su actuación en los partidos (puntos, asistencias, «defensa», etc.).

Aspectos clave a tener en cuenta en este caso

  1. La iniciativa de la madre. Sabemos la tendencia de muchos padres a proyectar en su hijo sus propias motivaciones. Los niños se convierten en proyectos personales de los padres. Esto implica intervención y control por parte de los padres, en detrimento de la autonomía de los chavales. Si además tal intervención está mal orientada, los efectos negativos van a ser inevitables.
  2. El gran error: buscar motivar sobre algo por lo que el chaval ya siente pasión (como es el caso del ejemplo mostrado). ¿Por qué motivar externamente cuando ya hay motivación intrínseca? La mejor motivación es la que se basa en el disfrute por la actividad misma. Interferir en esto y pervertirlo con una motivación inadecuada en tirarse muchas piedras sobre el propio tejado.
  3. La mala orientación. En lugar de potenciar o acompañar en la motivación intrínseca, se decide motivar utilizando refuerzos extrínsecos (premios), y además vinculados a resultados (ejecución en competición). Se «entrena» al chaval a priorizar y a estar pendiente de los resultados o de las consecuencias, en detrimento del proceso (esfuerzo; aprender; ser mejor cada día) o el disfrute.
Fuente: Feedinco.

¿Qué consecuencias conlleva todo esto?

  1. El chaval es y se siente evaluado por la madre. En lugar de dejarse ir y disfrutar jugando, va a estar pendiente de hacer las cosas «que la madre quiere». Esto es trágico en si mismo.
  2. Si además las cosas «que quiere la madre» son diferentes a las que plantea el entrenador o las que necesita el chaval para seguir progresando o jugar en equipo, entonces la intromisión ya tiene efectos terribles. Al chico se le genera un conflicto interno entre lo que el entrenador plantea, lo que el equipo necesita, y lo que quiere y valora la madre.
  3. El chico se habitúa a recibir premios por el desempeño. Este hábito va a desarrollar una actitud que va a marcar su orientación motivacional en el futuro. Solo hará las cosas si hay una recompensa. Solo hará las cosas pensando en la recompensa. Si la madre sigue presa de su equivocación, el espiral va a ser infinito. Si a los 10 años ya hay premio en base a los resultados en una actividad que le apasiona, ¿qué pasará más adelante con los estudios, los hábitos, las tareas de casa, etc.? ¿Qué pasará cuando sea más difícil, o cuando no le guste hacerlo? No se podrá seguir con este sistema infinitamente; entonces se le pedirá al chico que lo haga por sí mismo… y no sabrá.
  4. La «efectividad» de la intervención de la madre pasa por desarrollar un control externo constante. Pero entonces, ¿qué pasará más adelante? Algo malo o peor. Lo malo: el chico luchará de forma inevitable por su autonomía (esto es bueno), y se encontrará con una madre que no sabrá dejarle ir; conflicto asegurado (esto es lo malo). Lo peor: el chico no sabrá evolucionar sin la presencia o la intervención de la madre; se habrá generado dependencia.
  5. La dependencia está muy relacionada con una baja autoestima. Es lo más perverso de esta intromisión de la madre. Si el niño se habitúa a ser valorado por los otros en lugar de potenciar un criterio propio, siempre va a depender de la opinión de los demás. Esto es una bomba de destrucción masiva para la autoestima.

¿Cómo arreglarlo?

Es complicado salir de esta dinámica de forma no traumática. Recuerdo que hace años, un jugador profesional me confesó que, cuando era joven, hubo un día que en medio del partido se quitó la camiseta y se la lanzó a su padre en la grada diciéndole «¡Anda, ten! ¿Baja tú y juega, a ver qué tal lo haces!». Antes de llegar a eso, recomiendo dar algunos pasos para revertir progresivamente los efectos perversos de intentar motivar a través de recompensar extrínsecamente los resultados.

Consejos para padres que han caído en esta trampa de vincular resultados con recompensas (no solo en el ámbito deportivo):

  1. Informarse de los objetivos planteados por el entrenador, tanto para el jugador como para el equipo. Haciendo esto se pueden evitar conflictos como el de premiar según los puntos anotados, cuando quizás el entrenador incide especialmente en potenciar el juego colectivo.
  2. Preguntar también por los valores que se persiguen (esfuerzo, fair play, trabajo en equipo, compañerismo, respeto a las normas, etc.). Sin lugar a dudas, son aspectos mucho más adecuados para poder «premiar» que no solo resultados en competición.
  3. Cambiar los premios. En lugar de dinero o premios ajenos a la actividad, pensar en recompensas relacionadas con la propia actividad, que fomenten la pasión por esa actividad, y que por tanto favorezcan la motivación intrínseca (aprender y disfrutar). Algunos ejemplos: entradas para ir a ver algún partido de profesionales, inscripciones a campus de verano, etc.
  4. Pasar progresivamente de una valoración externa a la auto-valoración. Plantear al chico el hecho que se auto-evalúe. Dar por buenas sus opiniones. Potenciar el hecho que sepa valorarse y que sepa darse cuenta de los logros y los retos pendientes.
  5. Estar cada vez menos presente. A medida que se fomenta la auto-evaluación, es importante reducir la presencia y el control, para deshabituar al chico a estar pendiente del criterio externo, y así fomentar su autonomía.
  6. Espaciar las recompensas. Pasar de dar recompensas cada semana, a plantear por ejemplo una «acumulación de puntos» que den acceso a un premio (de los adecuados, ¿eh?) más adelante. Que este «más adelante» esté cada vez más lejos: a final de mes, a final de trimestre, a final de temporada.
  7. Después de haber probado los pasos anteriores, aprovechar cualquier cambio en la dinámica deportiva para plantear retirar el sistema de evaluación-recompensa. Pueden ser buenos momentos las siguientes situaciones: inicio o final de temporada; cambio de fase competitiva (de primera a segunda vuelta); cambio de entrenador; cambio de categoría, etc.

¿Qué hacer si…?

  • el chico se resiste a no recibir «su» dinero. Desvincule el dinero de la actividad. A cambio, vincule el dinero con las necesidades que el chico pueda tener. Haga que el chico valore todo lo que recibe (estudios, extraescolares, ropa, calzado, juguetes, cuota de móvil, etc.). Es mucho dinero; hágaselo ver. Y dígale que el dinero está para eso, y seguirá disponible, siempre que sea conveniente, haya acuerdo mutuo, y se lo merezca. No hace falta dar dinero por jugar; el dinero ya está disponible igualmente (pero aproveche para que aprenda a darle valor).
  • como padre o madre, le cuesta desvincularse de esta práctica de valoración-recompensa. Provoque una excepción. Falte un día al partido (con la excusa que sea) y compruebe (seguro al 100%) que el niño habrá disfrutado igual o más, y que habrá jugado igual o mejor. Haga esta prueba para romper con sus miedos.
  • después de leer este artículo le entran ganas de romper drásticamente con la dinámica de valoración-recompensa. Valore primero seguir con los pasos descritos en este artículo. Y así cómo debió explicar a su hijo por qué recibiría dinero si anotaba X puntos (entre otras cosas), explíquele ahora también por qué hacer cada cambio que decida hacer. Asuma su error; excúsese si quiere en una buena voluntad mal enfocada (¡porque es así). Una retirada a tiempo ante una batalla mal planteada, puede ayudar a ganar una guerra más importante.

Joan Vives Ribó

Psicólogo del deporte

Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Fútbol: el mercado en contra de la cohesión

septiembre 4, 2019

En mi anterior post trataba sobre la difícil cohesión en los equipos de baloncesto profesional (Liga Endesa), a tenor de la confección de las plantillas, con muchos cambios de jugadores año tras año, y con muy pocos jugadores nacionales o «de casa», con quienes los aficionados les es más fácil identificarse.

En el fútbol profesional estos hechos se dan en menor medida y no afectan tanto a la construcción de equipo ni a la identificación con los aficionados. Es de justicia destacar al Athlétic de Bilbao como número uno indiscutible de los clubes con una filosofía de fichajes que cuida el sentimiento identitario de los jugadores. Pero aparte de este factor, en el fútbol de élite español existen algunas normas que sí dificultan y mucho la construcción del equipo y su cohesión: los plazos del mercado de verano (y también la apertura de mercado en invierno).

La Liga de Futbol profesional (Liga BBVA o 1ª división en España), en su temporada 2019-20, empezó el 18 de Agosto, y el plazo para poder fichar en el mercado de verano finalizó el 2 se Septiembre. Este hecho provoca que haya jugadores que se incorporan cuando la competición lleva ya tres jornadas. Pero lo peor no es esto. El mayor inconveniente es que el trabajo realizado en pretemporada dedicado a la construcción de equipo puede no servir ante el nuevo panorama fruto de las incorporaciones últimas, o  incluso ser contraproducente.

En pretemporada, cuando se construye el equipo, se establecen los roles que los jugadores deben cumplir, tanto por su función táctica (en primera instancia), como por los minutos de juego que el entrenador previsiblemente les va a conceder, en función de su nivel (en relación a los compañeros de su misma posición), o en función de la distribución de posiciones derivadas del esquema de juego escogido. Quien juega de qué, quien juega de titular y quien de suplente, qué portero juega qué competición, etc.

Para una buena cohesión, es muy importante que cada jugador tenga claro su rol, lo acepte, y lo cumpla. Es absolutamente recomendable pues que el entrenador de la información más clara posible a sus jugadores, para que estos no tengan ninguna duda acerca de lo que se espera de ellos. Solo habiendo informado bien el rol, podemos buscar la aceptación de los jugadores.

La aceptación de rol no es un proceso fácil, y menos en equipos plagados de estrellas, porque lo que quiere el míster puede ser diferente a lo que desea el jugador. Que el jugador acepte su rol por convencimiento (porque cree que es bueno para él y/o para el equipo) es muy positivo. Pero muchas veces el entrenador deberá recurrir al «imperativo legal», o lo que es lo mismo, «porque es lo que te toca hacer si quieres estar en este equipo«.

Sea como sea, si durante la pretemporada se ha realizado todo este trabajo, con los fichajes de última hora pueden cambiar las cosas, y mucho, dificultando la cohesión del equipo.

Vayamos al ejemplo fácil, de sobras conocido… Verano 2019-20. Al final, el culebrón Neymar ha quedado en nada… al menos de momento. Pero imaginémonos que las negociaciones hubieran tenido éxito… ¿Qué hubiese pasado entonces con Griezmann? (otro rutilante fichaje de este verano y reubicado a la banda izquierda porque la derecha tiene un dueño y señor llamado Messi). Pues que de pasar a titular pero con un rol diferente al suyo, hubiese pasado a suplente de Suárez. El Barça tendría a una estrella cabreada en el banquillo (habiendo pagado una fortuna por él), y el trabajo de construcción del equipo llevado a cabo en pretemporada y en las primeras jornadas, desaprovechado.

Siguiendo con el ejemplo, si Neymar hubiese llegado al Barça, seguramente habría sido a cambio de mucho dinero más algunos jugadores o muy buenos o muy prometedores; se hablaba de Rakitic y Dembélé. O sea que aparte de reconfigurar la delantera, el Barça tendría que reconfigurar su centro del campo, prescindiendo de un jugador muy solvente (Rákitic) y que había conseguido conectar muy bien con la afición, y en consecuencia, reubicando a otros, cambiándoles quizás también su rol previamente asignado.

¿Cómo solucionar esto? Todo pasa por los directores deportivos o secretarios técnicos (y también por directivos o presidentes que se entrometen). Quien sea que mande sobre los fichajes, pueden decidir cuando dan por terminada la confección de la plantilla. Si la plantilla empieza la pretemporada a finales de julio, esa fecha podría ser el límite auto-impuesto y no cuando se cierre de mercado. Aparte, pueden decidir fichar en base a criterios de necesidad (y no de marketing, o por presiones de los «amiguetes» entre la plantilla).

 

Gasto en fichajes durante el mercado de verano al inicio de la Liga 2019-20.

Antes hablábamos de la filosofía del Athletic de Bilbao con los fichajes. Aparte de la identificación de los jugadores con el club, y de los aficionados con los jugadores, si encima hay pocos cambios de jugadores de año en año, la cohesión por roles (es decir: todos tienen claro su rol, lo aceptan y lo cumplen) será mucho más fácil. A menos mercado, menos confusión.

Pero este caso es una excepción. La realidad es que la mayoría de clubes buscan ajustar las plantillas aprovechando hasta el límite los plazos del mercado. No seamos ilusos; seguramente tienen razones poderosas para hacerlo, más allá de los deseos del entrenador. Pero ante esta realidad, que complica la construcción de equipo y la cohesión, ¿qué medidas se toman? ¿Cuentan los equipos con algún especialista en team building que asesore al entrenador sobre las acciones a realizar para prevenir o corregir los efectos de los cambios de jugadores y de roles con la temporada en marcha? Por el momento, la figura del psicólogo del deporte, que es el profesional indicado para estas funciones, no es una figura que esté presente de forma consistente en los staff técnicos.

Los equipos grandes al fin y al cabo compran talento, pero ¿y los modestos? ¿Tienen en cuenta los beneficios de salir a competir con un equipo ya cohesionado? El Athletic sí lo tiene claro (en la tercera jornada va segundo en la clasificación, habiendo ganado al Barça en la primera jornada). Para los que no, les aconsejaría que al menos contasen con un profesional que les ayude a ordenar la confusión entre sus jugadores, provocada por el mercadeo de los secretarios técnicos y directivos.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


La (difícil) cohesión en el baloncesto

agosto 25, 2019

La cohesión es uno de los factores que ayudan a los equipos a rendir mejor, y a rendir de forma más consistente. Tradicionalmente, el trabajo sobre la cohesión empieza en pretemporada, buscando «hacer equipo», gracias al conocimiento mutuo y la convivencia de los jugadores en los stages. En algunas ocasiones (contadas), algunes clubes (muy pocos), dedican recursos (escasos) y profesionales especialistas (casi nunca), a trabajar la cohesión con técnicas de «team building«, actividades tipo «outdoor training«, o regulando las normas y la convivencia desde el inicio, en aras de favorecer el buen ambiente y la confianza entre jugadores. Pero lo más normal es que se dé por sentado que los jugadores encontrarán por sí mismos la forma de estar unidos, llevarse bien, ir todos a la una, respetar los roles, conectar con la ciudad, etc.

Que de una colección de individuos se pase a un grupo (conocimiento mutuo y objetivo común), de un grupo a un equipo (organización funcional por roles), y de un equipo a un equipo de alto rendimiento (confianza incondicional entre los miembros), depende de muchos factores y es algo que no puede dejarse al azar ni esperar que pase «de forma natural». Y menos aún teniendo en cuenta cómo se están confeccionando las plantillas actualmente.

En este artículo analizaremos la confección de las plantillas en el baloncesto español (Liga Endesa), y la repercusión que puede tener en factores clave para la cohesión de los equipos.

Así están las cosas a estas alturas, a pocas semanas de empezar la temporada 2019-20.

Clubes Nº jug. Jug. nuevos % Media anti-güedad Jug. nacio-nales %
Barça 14 3 21% 3 4 29%
Manresa 12 7 58% 1,75 3 25%
Zaragoza 12 4 33% 2,17 4 33%
Joventut 13 4 31% 2,85 3 23%
Betis 13 13 100% 1 3 23%
Gran Canaria 13 8 62% 2,46 4 31%
Tenerife 13 12 92% 1,08 6 46%
Baskonia 12 4 33% 2,75 1 8%
Obradoiro 12 6 50% 2,17 3 25%
Fuenlabrada 12 6 50% 1,67 4 33%
Andorra 12 8 67% 2 2 17%
Estudiantes 11 6 55% 2,91 4 36%
Real Madrid 13 2 15% 5,85 4 31%
Bilbao 13 13 100% 1 5 38%
Burgos 11 5 45% 1,82 5 45%
Málaga 14 7 50% 2,5 4 29%
Murcia 12 4 33% 2,17 1 8%
Valencia 14 5 36% 3,29 5 36%
Medias 12,56 6,50 52% 2,36 3,61 29%
Fuente: ACB.COM  (a 25-08-2019)

El primer factor es el de la identificación con el proyecto. Es lógico pensar que a más tiempo en el club, los jugadores están más identificados con el proyecto, y por lo tanto, al tener más claro y al estar más comprometidos con el objetivo común, la influencia en la cohesión es mayor.

Pues bien, la media de jugadores nuevos en los equipos de ACB es de 6,5, un 52% sobre el total de las plantillas (con una media de 12,56 jugadores). Curiosamente, el equipo que menos jugadores ha cambiado (en las últimas temporadas) es el Real Madrid, y coincide con una etapa victoriosa, desde que el proyecto recayó en manos del entrenador Pablo Laso. Para esta temporada sólo incorpora a dos jugadores nuevos, y la media de años en el equipo es de 5,85 años, de largo la más alta de la liga, seguido por Valencia y Barcelona (por cierto, los tres primeros clasificados esta temporada 18-19).

El tema de la identificación tiene otra vertiente: la identificación de los aficionados con el equipo.

Y es que aparte de buscar tener un equipo cohesionado, es realmente importante buscar la comunión de la afición con el equipo. Si seguidores se identifican con los jugadores, van a estar más fidelizados  con el equipo, es decir, va a haber una mayor asistencia, más conductas de soporte y ánimos durante el partido, y lo que es más importante, soporte incondicional aunque las cosas no vayan bien.

Ahora mismo, ¿qué equipos van a ser reconocibles para sus seguidores a inicio de temporada? El Real Madrid seguro. Pero la pregunta es: ¿tienen en cuenta los directores deportivos estas estadísticas?

Fuente: https://www.realmadrid.com/baloncesto

Otro aspecto es el de la vinculación sentimental entre jugadores y afición. En este sentido, que los jugadores sean de «casa» ayuda clarísimamente a esta vinculación sentimental con los seguidores, pero  son escasos los equipos que cuentan con jugadores «de casa» o que provengan de sus canteras. Si consideramos que este vínculo sentimental puede facilitarlo el hecho de ser jugadores «nacionales», para esta temporada la liga Endesa va a contar solamente con un 29% de jugadores de nacionalidad española (o andorrana), teniendo en cuenta que algunos de ellos no lo son de origen. En este tema, de los equipos punteros mencionados anteriormente, el que está más por encima la media es el Valencia. Los que más nacionales van a tener son Tenerife (46%) y Burgos (45%). Y en sentido contrario están Baskonia y Murcia (8%).

A falta de jugadores «de casa» (como Albert Ventura en la Penya, por citar un ejemplo proveniente de cantera), la identificación de los aficionados con los jugadores depende de los años en el equipo.  A más tiempo en el equipo, más identificación en el proyecto, más compromiso, y más conexión con el público (como ya hemos comentado). Aparte, el jugador va a estar más adaptado a la ciudad, a la cultura, al idioma, a la gastronomía… Y su familia también. Todo esto ayuda enormemente a tener un rendimiento consistente, más allá de los mecanismos tácticos consolidados (aunque esto dependa de la permanencia del entrenador, tema que da para otro post). Como ejemplo de foráneos «longevos» podríamos nombrar a Jaycee Carroll, con 9 temporadas en el Real Madrid,  a Ante Tomic con 8 en el Barça, o a Bojan Dubljevic con 8 en el Valencia (¡Vaya! ¡De nuevo el top tres!).

Teniendo en cuenta los datos recogidos, en general se observa muy poca sensibilidad de los equipos directivos a la hora de confeccionar las plantillas de acuerdo a los temas comentados aquí, y esto seguro que condiciona negativamente (o dificulta) la cohesión en los equipos. Cierto que el mercado y los presupuestos influyen sobre qué jugadores fichar y con cuantos años de contrato. Ahora bien, si se considerase detenidamente la influencia tan positiva que tienen la vinculación y la identificación de los jugadores en la cohesión, el rendimiento, el compromiso y la conexión con el público, quizás las políticas de fichajes cambiarían.

Sea como sea, el panorama actual aún da más relevancia a los efectos positivos que consiguen los equipos que sí contemplan los aspectos de vinculación y identificación de sus jugadores. Es lógico pues constatar que son los equipos más poderosos los que más cuidan este factor, ya que son los que deben competir con todo.  Lo que es curioso es constatar como otros equipos renuncian a este factor de rendimiento, especialmente los equipos modestos, y en especial los equipos que tradicionalmente lo habían cuidado, y además con mucho éxito, como Joventut o Estudiantes.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Carta a una joven atleta

febrero 7, 2019

Querida joven atleta,

Soy el psicólogo que trabaja con tu entrenador. Como ya sabes, él me ha pedido ayuda para revisar cómo orientar su trabajo contigo, en busca de ayudarte a gestionar los miedos o la presión que puedas tener a la hora de competir. Creo que debes valorar muy positivamente este gesto. Tienes la suerte de contar con un entrenador que valora, cuida y se forma constantemente en estos aspectos. Y esto seguro que te ayudará en tu evolución, tanto para ser mejor día a día a través de los entrenamientos, como para aprender a demostrar tu nivel el día de competición. De todas formas, a medida que vayas progresando, puedes ir valorando la conveniencia de trabajar tú directamente estos aspectos, más allá de lo que te pueda ofrecer tu entrenador. Quizá no te haga falta (es la suerte de estar con un entrenador bien orientado en los aspectos psicológicos), pero puede suceder que a medida que vayas creciendo y por lo tanto la exigencia sea cada vez mayor (¿esperémoslo, no?), entonces veas la necesidad de complementar el trabajo psicológico que ya haces integrado en los entrenamientos con un trabajo extra personalizado, dirigido por un especialista.

Dicho esto, me gustaría compartir contigo algunas de las cosas que hablo con tu entrenador, con su permiso. Quizás así entiendas mejor qué hay detrás de las cosas que te pide, cómo te las pide, y cómo las valora.

Foto: Oriol Duran (https://www.lesportiudecatalunya.cat/)

1 / La confianza

Sabemos que tu confianza ahora mismo no está al máximo nivel. Pero, ¿cómo conseguir tener más confianza? Pues… ¡cambiando la forma de ir a buscar sentirte confiada! Me explico. Sabemos que tu confianza está relacionada con los resultados. Y es normal. Cuando hay malos resultados o cuando «crees» que los resultados pueden peligrar, la confianza baja. Es el extremo opuesto a sentirte confiada cuando las cosas van bien. Que cuando hay buenos resultados hay confianza, eso ya lo sabemos; pero si basas la confianza en los resultados, ¿qué pasa con la confianza cuando hay malos resultados? Se pierde, claro. Y sin confianza, no compites bien.

Por lo tanto, la solución no es esperar a tener buenos resultados, porque esto, si te fijas bien, creo que es lo que has estado haciendo desde hace tiempo, cuando empezaste a despuntar y batiste algún récord. Desde entonces, tú y seguramente todo tu entorno «esperáis» que lleguen resultados similares. Y cierto es que han llegado en algún momento. Pero mientras sigas «esperando», cualquier resultado no deseado se convierte en desesperante. Y la confianza, esa que precisamente necesitas para competir bien, se resiente.

Pues yo te invito a no esperar más resultados.

Fuerte, ¿verdad?

Pero por contra, te invito a provocarlos, que es diferente.

¿Qué diferencia hay entre esperar y provocar? Buscar provocar un resultado te hace centrarte en CÓMO HACERLO. Y esto es crucial para hacer bien el trabajo. Estar centrada en cómo correr y no en el resultado. Y también es crucial para la confianza. Porque si en lugar de confiar en que conseguirás unos resultados (esto de hecho no es confianza, sino esperanza), confías en lo que SABES HACER (es decir, CÓMO CORRER), pase lo que pase en una competición, tengas un día bueno o malo, eso que ya sabes hacer (gracias a los entrenamientos) no desaparece. Y por lo tanto, la confianza en eso tampoco.

Cuando Messi falla un penalty (a veces le pasa), ¿crees que deja de confiar en su forma de chutar? De hecho, estoy seguro de que si él, precisamente él, falla penaltys es porque tal vez él (incluso él!) cae en la trampa de esperar un resultado en lugar de centrarse en cómo hacerlo.

Y con esto quiero decirte que si al mejor del mundo en algo le sucede esto, puedes darte permiso para que a ti, que estás casi empezando en este «negocio» de competir, también te pase. ¿OK?

Ahora, eso no quita que te ocupes y lo trabajes para solucionarlo. Y en eso estamos.

Por lo tanto, en primer lugar, si tienes que confiar en algo, confía en lo que sabes hacer gracias a los entrenamientos. Olvídate de esperar resultados, confía en lo que sabes hacer, y concéntrate (¡CÓMO CORRER!), porque es eso lo que te dará las mejores opciones para demostrar el nivel que tienes. El resultado será la consecuencia. El resultado, de hecho, no te dice nada más que el nivel que tienes y si lo has sabido demostrar ese día.

2 / El miedo al resultado

Vuelvo a decirlo. El resultado no te dice nada más que el nivel que tienes y si lo has sabido demostrar ese día.

Creo que tú quieres mejorar, quieres ser cada día mejor corriendo, ¿verdad? Por lo tanto, si el resultado te dice cómo está tu nivel y si ese día lo has sabido demostrar… ¿no es una información muy valiosa, sea cual sea el resultado? Si el resultado es bueno, ¡buena noticia! Lo que estás haciendo está llevando sus frutos: cada vez eres mejor y ese día has sabido demostrar tu nivel. Pero si el resultado es malo, lo que te dice es que algo tendrás que hacer de más o diferente. Y si tu motivación es trabajar para ser mejor, ¿no es acaso una buena noticia conocer esto?

El resultado es siempre información. Y tú (y tu entrenador) podéis utilizar esa información para seguir creciendo.

Por lo tanto, ¿hay que tener miedo a un mal resultado?

Seguirás teniendo miedo si «esperas» un buen resultado, o si estás demasiado pendiente de lo que puedan opinar los demás sobre ese resultado. Sabemos que algo de esto hay tras tu miedo a hacerlo mal: quizás sea miedo a sentir vergüenza, o solo miedo a lo que puedan opinar los demás, o tal vez miedo a cómo puede afectar un mal resultado en tu futuro.

La ventaja de concebir un mal resultado como información útil para crecer, es que no puede darte nunca miedo, porque en realidad es una ayuda para seguir creciendo como atleta.

3 / Querer hacerlo bien o evitar hacerlo mal

Querer hacerlo bien o evitar hacerlo mal son dos vías diferentes de querer más o menos lo mismo. Pero una vía ayuda a competir bien, mientras que la otra es una trampa absoluta. Buscar evitar hacerlo mal te hace pensar en el error o en las consecuencias de un mal resultado. Y esto activa el miedo. Y el miedo activa los nervios. Y los nervios hacen que la concentración no sea la adecuada; te hacen estar más pendiente de la consecuencia (futuro) que de cómo hacerlo (presente).

Por eso es mucho mejor buscar en hacerlo bien. Y ya ves que esto nos conecta con lo que decíamos antes, de provocar un resultado en lugar de esperarlo. Si esperas un resultado, de forma inmediata te hace pensar en lo que puede pasar si éste no llega. En cambio, si tú quieres provocar un buen resultado, por narices tienes que estar ocupada y concentrada en correr de la manera que sabes que te puede dar las mayores opciones posibles de conseguir ese resultado.

Por lo tanto, cada vez que te des cuenta que tienes miedo a no hacer un resultado, debes darte cuenta de la trampa y coger la vía correcta: «si yo quiero un buen resultado, voy a intentar provocarlo, y la mejor forma de hacerlo es estando concentrada solo en cómo correr «.

4 / La concentración

Precisamente, en el «cómo correr» es en lo que debes basar tu confianza. Es lo que sabes hacer, es lo que has entrenado. Y por lo tanto, en competición, no debes hacer nada diferente a lo que haces en los entrenamientos. Debes buscar estar concentrada en cómo correr, al igual como lo estás en los entrenamientos. Si en los entrenamientos buscas hacerlo bien técnicamente (objetivo), lo intentarás concentrándote en cómo hacerlo, es decir, en cómo correr. Si en algún entrenamiento buscas una marca (es otro tipo de objetivo), tú lo intentarás concentrándote en cómo hacerlo, es decir, en cómo correr. Pues si en competición quieres conseguir la marca para la que tú estás preparada (gracias a los entrenamientos), lo único que tienes que hacer es… concentrarte en cómo correr. El resultado será la consecuencia.

Estoy seguro de que en competición no os marcaréis nunca como objetivo de resultado hacer una marca para la que no estés preparada o que no hayas comprobado antes que puedes hacer. A esto lo llamamos «ajustar bien los objetivos», y facilita que tú como atleta no sientas que debas hacer algo  «especial» en competición, sino solamente hacer «lo de siempre», tal como lo haces en los entrenamientos: concentrarte en cómo correr.

Está claro que en competición pueden pasar cosas diferentes a los entrenamientos. La propia presión, por ejemplo. Si te tomas las cosas como te comento aquí, seguramente esa presión disminuirá, pero hay que tener claro que siempre habrá algo de presión, y de hecho, la esperamos. También pueden pasar accidentes, rivales que estén muy bien, situaciones tácticas complicadas … o puedes tener un mal día, la regla, un resfriado, haberte peleado con alguien, etc.

Ante todas estas cosas que pueden pasar en competición, tu tienes una ARMA: LA CONCENTRACIÓN. La has entrenado cada día, es en lo que confías que te hace correr bien, y es también en lo que debes confiar que te permitirá demostrar tu nivel en competición. La clave es buscar hacer lo mismo: entrenar como competir (súper bien concentrada en cómo hacerlo), para competir igual que entrenar (súper bien concentrada en cómo hacerlo).

5 / Un ejemplo …

Quiero terminar con un ejemplo que demuestra todo lo que te he comentado. La atleta se llama Heather Dorniden, y compite en los 600m en cubierto. Mira primero el video y después lo comentamos:

 

En este vídeo habrás podido ver todo lo siguiente:

  1. La importancia de aceptar las adversidades como una posibilidad (¡y no como un desastre!)
  2. Gracias a saber que cualquier cosa puede pasar, no se altera emocionalmente cuando pasa (no se enfada ni se frustra…)
  3. Gracias a no alterarse, puede seguir más fácilmente con la misma concentración, centrada en cómo correr. Esto le permite recalcular la táctica, decidir qué hacer (administrar sus recursos) y centrarse en cómo hacerlo (y no en lo que había pasado, ni en lo que podía pasar)… es decir, sigue mentalmente habilitada para provocar que pasen cosas.
  4. Aunque las situaciones vayan cambiando a lo largo de la carrera, sigue concentrada en cómo correr hasta el final.
  5. Los puntos anteriores demuestran que ella hace todo lo que está en sus manos para demostrar el nivel que tiene (a pesar de las adversidades). Esto es adaptarse.
  6. El resultado final le ha dado información de su nivel, y de cómo ha sabido ese día demostrar tal nivel (incluso con adversidades). Puedes valorar cuáles de los dos aspectos (su nivel o saber demostrarlo) fue lo más determinante en esta carrera.
  7. Su reacción al terminar es fruto de su actitud previa y de todo el proceso seguido. Emocionalmente parece como si no hubiera hecho nada «especial», y esto solo es posible gracias a haber entrenado mil veces los recursos utilizados, y haberlos aplicado en competición una vez más: entrenar como competir para competir como entrenar.
  8. Finalmente, seguro que lo que ella más valora al final no es el resultado, sino todo lo que ella ha hecho para provocarlo. Seguro que tras esta carrera su confianza crece, pero no por el resultado final, sino por constatar cómo los recursos adquiridos han funcionado, y por haberlos sabido utilizar en el momento justo.

Espero que todo esto te sea de provecho para orientar tu mentalidad de forma que te permita seguir creciendo. Por la información que tengo de ti, estoy seguro de que será así.

Para finalizar… Esta carta no es gratis. Tu entrenador está pagando esto. Pero creo que tú también deberías poner de tu parte, ¿no te parece? Te diré el precio: lo que te pido por esta carta es tu permiso para adaptarla y convertirla en un post (que colgaré en mi blog). ¿Me das permiso?

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Impactar para educar

noviembre 23, 2018

«Dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré, hazme partícipe de algo y lo aprenderé», Confucio.

La actividad que muestra este vídeo es un buen ejemplo de búsqueda del aprendizaje gracias a la participación… en este caso, gracias a seguir instrucciones que conllevan introspección y acción (declaración de la introspección), y que desembocan en un impacto emocional (sorpresa, vergüenza / culpa, alegría / liberación), provocándose  así un «insight» (un «darse cuenta» impactante), que ayuda a gravar el mensaje o la idea que se pretendía transmitir.

A MODO DE DEBATE…

El mensaje o la idea que se pretendía transmitir en esta actividad está clara: RESPETO. Podríamos etiquetar «respeto» como una actitud social deseable, a la que se le da un valor en especial (cosa que acabamos simplificando diciendo que «respeto», entre otras actitudes o habilidades sociales, es un VALOR).

Incido en esto porque cuando se habla de inteligencia emocional, la mayoría de veces hace referencia a un uso adecuado de habilidades sociales, manifestación de comportamientos socialmente adaptados a la situación, o expresión de actitudes que permiten afrontar adecuadamente cualquier situación social. La emoción es una de las expresiones posibles derivadas de la actitud, opinión o creencias con las que interpretamos la realidad con la que interactuamos.

¿Y qué se pretende enseñar en concreto en esta actividad? A comportarse de una manera determinada, a no insultar gratuitamente en caso de opinión negativa hacia el otro, o a ser capaces de explicitar las cualidades personales del otro por las que mostramos afecto o lo valoramos como persona. Se hace descubrir / practicar la conducta deseable, en busca de corregir o bloquear la conducta negativa (insulto) que surgiría de una actitud o creencia desajustada (por ejemplo «ser bajo es anormal») y de la emoción asociada (asco, por ejemplo). El seguimiento continuado de esta conducta deseable (sea por obligación, por hábito o por costumbre / educación) acabará siendo la expresión de una actitud respetuosa.

La emoción, por tanto, aquí solo es un efecto buscado como multiplicador de la conciencia sobre lo aprendido y como facilitador que ese aprendizaje perdure más en la memoria. Seguramente, esta actividad es mucho más eficaz que un sermón apelando solo al raciocinio… o a la obligación («tenéis que…!). Pero… ¿estamos hablando entonces de educación emocional? Para ser rigurosos no. Quizás de educación asistida por las emociones (primarias -sorpresa-, o secundarias -vergüenza-), aunque el objeto susceptible de educación en este caso, y en la mayoría de casos cuando se hace referencia a la «inteligencia emocional», siguen siendo comportamientos, habilidades o actitudes (formas de interpretar las cosas, es decir, creencias).

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


La conexión equipo-afición y el entrenador-fusible

noviembre 18, 2018

Estamos en la era de la globalización mediática del deporte. Al flujo informativo a través de los medios tradicionales se le suma el tráfico por las redes sociales. La vida de un equipo ya no solo pertenece puertas adentro al equipo y puertas a fuera a los socios o abonados. Los periodistas entran en los vestuarios, las charlas pre-partido se transmiten, los tiempos muertos son públicos… Los seguidores no son solo espectadores sino comentaristas en vivo vía Twitter o a través del chat asociado al medio que esté ofreciendo el partido. Ante esta dispersión de información, es difícil mantener un relato único en el que los seguidores se identifiquen, aunque esto no és óbice para que el club no lo intente a través de todas la herramientas disponibles: información generada por el departamento de prensa (hacia los medios tradicionales), información ofrecida en la web, canal Youtube, canal Twitter, etc. Aunque de todas las fuentes posibles, el mensaje del entrenador jefe es lo más potente, no solo porque es el representante legítimo de la filosofía y el estado del equipo, sino también por la frecuencia de sus apariciones en los medios.

Que el club y en en especial el equipo insignia definan y defiendan una idea o una filosofía reconocible es crucial para conseguir una buena conexión con los seguidores más cercanos al equipo. Pero también lo es para generar una «marca» a un nivel sociológico más amplio. Una marca (imagen) puede construirse por la forma especial de hacer las cosas (San Antonio Spurs, en baloncesto), por un estilo de juego consistente en el tiempo (FC Barcelona, en fútbol), por la política de fichajes (Athletic de Bilbao, en fútbol), o por apostar decididamente por la cantera (Joventut de Badalona, en baloncesto). Seguramente hay más ejemplos y otras formas de generar «marca», y evidentemente, muchas más opciones de seguir una filosofía que sea reconocible por la afición.

Cuando hay tanta competencia en el ocio, contar con el compromiso de los abonados (o socios) y lograr adherencia de los máximos seguidores posibles pasa indefectiblemente por establecer una conexión sentimental con ellos. No es nuevo; de hecho es aquello tan conocido de «SENTIR LOS COLORES». Pero en esto, es tan iluso pretender que un jugador nuevo fichado a base de talonario sienta los colores y ame el escudo desde el primer día, como iluso es pretender contar con el amor incondicional de los seguidores a cambio de nada.

Los grandes clubes pueden ofrecer espectáculo y/o títulos. Pero está claro que no todos van a poder, e incluso pudiendo, quizás no sea suficiente para conseguir una buena y duradera (¡incondicional!) conexión con los aficionados. Es por ello que el relato, la filosofía, los valores, la forma de funcionar, etc., son fundamentales para conseguir esta vinculación sentimental.

Independientemente de la filosofía o los valores escogidos, quizás la clave esté en la estabilidad. Si recordamos los ejemplos dados anteriormente, todos esos clubes mantienen su marca reconocible durante un largo período de tiempo. Ahora bien… ¿qué pasa cuando no hay una «marca» o filosofía asociada al club y la conexión con los seguidores pasa por la identificación con el equipo (valores, juego, jugadores…)? En este caso, la estabilidad aún toma más relevancia. Que el entrenador y los jugadores sean conocidos, reconocidos como propios, o ¡amados!… pasa por su continuidad.

El «resultadismo» es el enemigo nº 1 de la continuidad. Lo sufren especialmente los entrenadores, principales víctimas de las urgencias por los resultados o la clasificación. Se cambia al entrenador cuando el equipo «va mal» (¡o no!) con la «esperanza» que con otro entrenador el equipo «vaya mejor». Algunos equipos han sido hasta capaces de repetir el ciclo dos veces con los mismos protagonistas (Baskonia, en baloncesto, ha despedido dos veces al entrenador Pedro Martínez sustituyéndolo otras tantas por Perasovic). No se tiene en cuenta que las grandes épocas de los grandes equipos han sido fruto de la estabilidad en los banquillos y en las plantillas (siguiendo con el baloncesto, los Lakers de Patt Riley o los Bulls de Phil Jackson; o en España, Barça de Xavi Pascual y actualmente el Real Madrid de Pablo Laso). Y lo que es más grave, los directivos no tienen en cuenta el papel clave que juega el entrenador como transmisor del relato, los valores y la filosofía del equipo. Si el entrenador no tiene continuidad, el relato basado en los (supuestos) valores y la filosofía del equipo tampoco. Y sin continuidad, a los seguidores les cuesta identificarse con el equipo / club.

Segundo relevo Martínez – Perasovic en el Baskonia. Foto: Gigantes

Los directivos, por tanto, deberían ocuparse de construir o mantener una «marca» para su club que fuera reconocible por los seguidores, en busca de conseguir y fortalecer los vínculos sentimentales con ellos. Y a partir de ahí, escoger (racionalmente) a los entrenadores que encajen mejor con los valores, la filosofía o el estilo de juego que el club ya posea o pretenda mostrar. El caso más claro es el FC Barcelona de fútbol y su apuesta por un estilo de juego heredado desde la época de  Johann Cruyff como entrenador.

Ahora bien, tengan o no los clubes una «marca» o filosofía consolidada, conseguir seguidores (¡y jugadores!) identificados y comprometidos con el equipo pasa por dar continuidad al entrenador (y a los propios jugadores). Y es que cuando se entra en una dinámica de cambios con la «esperanza» que las cosas vayan mejor, quizás se consiga alguna victoria más, quizás se consiga relanzar a un equipo en crisis, pero el equipo pasa a no ser reconocible (por el carroussel de jugadores nuevos en cada temporada y por los cambios en el estilo de juego), y la identificación sentimental entre equipo y seguidores se rompe a la vez que las gradas se van vaciando.

Tradicionalmente (al menos hasta la llegada de -mucho- dinero extranjero), el fútbol inglés nos ha enseñado que la fidelidad de los seguidores no se consigue por ofrecer «esperanza» en los resultados, sino generando complicidad y CONFIANZA INCONDICIONAL con el equipo, fruto de la continuidad especialmente en los banquillos, y con ella, el mantenimiento de un relato reconocible asociado a los valores del club. En cambio, lo que ya hace tiempo que vemos en el fútbol y el baloncesto español (las dos principales ligas profesionales), es que el entrenador se ve condenado a asumir el rol de fusible y pagar por los bandazos que dan los clubes mayoritariamente por falta de visión.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Los 40 minutos (o más) del entrenador zen

octubre 20, 2018

Partido de baloncesto. Última posesión. Tu equipo (eres el entrenador) pierde de 1. Tenéis el balón y es la última posesión, lanzáis y …

  1. Metéis y ganáis
  2. Falláis y perdéis
  3. Recibís falta, lanzáis tiros libres, metéis solo uno y empatáis

¿Cómo reaccionas como entrenador? ¿Qué les dices a tus chicos?

CONSEJO 1, sobre cómo afrontar ANTES el partido: SI QUERÉIS GANAR, DEBÉIS ESTAR PREPARADOS PARA PODER PERDER

Aceptar que se puede perder (o fallar un último lanzamiento) es crucial para no alterarse (tener miedo) antes o para no enfadarse después. Y así, mantener la mejor concentración posible y seguir jugando al mejor nivel en busca de las máximas opciones de ganar.

Ejemplo: Jaume Ponsarnau, actual entrenador del Valencia Basket, habla siempre de 40 minutos o más, al referirse al tiempo de juego.  Con esto, demuestra estar preparado para cualquier posibilidad. Curiosamente, él mismo como entrenador tiene el récord de prórrogas en un mismo partido de la Liga Endesa, cuando entrenaba al Manresa (temporada 2008-09), donde tuvo que dirigir hasta cuatro prórrogas para derrotar al Barça (122-117).

CONSEJO 2, sobre cómo vivir el partido: HAZ DE ENTRENADOR Y NO DE SEGUIDOR

Como entrenador, debes liderar a tu equipo enfocándolo hacia la mejor concentración posible para rendir al máximo nivel de que sois capaces, en busca de tener las mejores opciones de competir y en consecuencia ganar. Por lo tanto, tu control emocional es clave ya sea para realizar bien tu tarea (análisis y toma de decisiones bajo estrés) como para dar ejemplo a tus jugadores y transmitirles el estado emocional idóneo que ayude a poder mantener la tensión más adecuada y la mejor concentración posible.

Ejemplo: Seguimos con el mismo entrenador, Jaume Ponsarnau. Y lo ilustramos con un vídeo. Observa si quieres primero cómo discurre la jugada que da la victoria in extremis al Valencia contra el Obradoiro (Liga Endesa). Pero luego, dedica varias repeticiones a mirar cómo sigue Ponsarnau la jugada. Su control emocional le permite mantener la concentración y estar preparado para tomar las decisiones que hiciese falta si el partido hubiese seguido (o encajar el resultado adverso de la forma más provechosa para seguir creciendo como equipo). Si os fijáis, a diferencia de los jugadores, que celebran la victoria justo después de anotar, él sigue controlándose (respiración) y atento a los árbitros y a la mesa de oficiales, hasta que no se certifica la victoria. Está preparado para todo lo que pueda pasar.

CONSEJO 3, sobre cómo valorar después el partido: TRATAR IGUAL LAS VICTORIAS QUE LAS DERROTAS

¿Cómo reaccionas si pierdes o si empatas? Si te enfadas, ¿cómo va afectar esta reacción emocional después? ¿Cómo afrontas la prórroga desde la frustración? ¿Cómo aprovechas la derrota desde el enfado?

Queremos ganar y esto es irrenunciable. Pero el mejor planteamiento para ganar es el que se enfoca hacia CÓMO JUGAR para tener las máximas opciones de conseguirlo. Cuando ganar o perder acaba dependiendo de un último lanzamiento, ¿cambiará ese singular acierto o fallo tu valoración global del partido? Si te dejas llevar por la reacción emocional, seguro que sí. Ahora bien, si la valoración del resultado la realizas a partir del trabajo planteado a priori y realizado a lo largo de todo el partido, y sobre todo, tomándolo como parte del proceso de crecimiento del equipo, entonces serás capaz de tratar por igual la victoria que la derrota (NOTA: Esto se acaba concretando en un consejo muy directo: si un día pierdes por 1, diles a tus chicos lo mismo que les dirías si ganaseis por 1).

Jaume Ponsarnau, entrenador Liga Endesa de Baloncesto (foto: Solobasket)

Lo de entrenador ZEN es una concesión para generar un título-gancho, lo reconozco. Pero explica gráficamente las cualidades clave (inter-conectadas entre ellas) que hacen que un entrenador pueda afrontar lo mejor posible la exigencia psicológica que implica dirigir un partido de baloncesto:

  • Estar en el aquí-ahora te permite estar atento a la información útil para realizar un correcto análisis de la situación (integrando toda la información, que es mucha) y tomar (y luego transmitir) la mejor decisión posible.
  • Aceptarlo todo como posibilidad, te permite ni tener miedo a que pase cualquier cosa, ni a enfadarte por el hecho que haya pasado. Te ayuda, por lo tanto, a mantenerte en el presente.
  • Mantener la calma puede ser una consecuencia de lo anterior, o provocarlo. Sabemos que las situaciones que se viven en el banquillo profesional son a veces tan estresantes (o exasperantes), que saber mantener el control emocional se convierte en un recurso indispensable para seguir conectado con el juego y no dejarse llevar por el significado de lo que está pasando o puede pasar.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Entrenar como competir para competir como entrenar

abril 29, 2018

Reflexiones acerca de algunos resultados de este fin de semana: 27-29/4/2018

Liga LEB (baloncesto)

El 27-4-2018 se celebraba la última jornada de la liga regular de la Liga LEB. Los cinco equipos peor clasificados, que se jugaban el descenso, ganaron sus partidos contra equipos ya clasificados para playoff. A pesar de que los equipos de playoff para el título han demostrado ser superiores a lo largo de la liga, en esa jornada en concreto, la necesidad de los equipos de debajo se impuso al talento de los de arriba.  A pesar que algunos de los equipos de arriba se jugaban el factor pista en playoff, es probable que al jugar contra equipos «peores» no jugaran igual como lo harían con otros equipos más potentes, y lo pagaron.

Torneo Conde de Godó – Open Banc Sabadell (tenis)

Rafa Nadal ganó por undécima vez este torneo. Enfrente tenía a un chico griego de 19 años, Stefanos Tsitsipas, revelación del torneo, que había eliminado cuatro cabezas de serie, ganando todos los sets. Rafa lo fulminó por 6-2 6-1. ¿Por qué? Porque Rafa juega siempre igual, tenga quien tenga delante, sea cual sea el partido, sea cual sea el entrenamiento (incluido en entrenamientos de pretemporada ante sparrings juniors). Rafa seguro que estaba preparado para poder sufrir, o incluso para poder perder. Tsitsipas no estaba preparado para ser aturdido con tanta contundencia, y cuando ha visto la evidencia, ha «petado». El día de la final, ha hecho su peor partido.

Campeonato de Europa (badminton)

Carolina Marín ganó su cuarto título europeo, la primera mujer en conseguirlo de la historia. Lo hizo, además, sin perder un juego. Y en casa (Huelva). Lo de ganar en casa no es tan fácil, y hacerlo de esta forma aún menos, porque ganar se puede convertir en una obligación, la obligación en presión, la presión en miedo a fallar, el miedo en agarrotamiento ante cualquier adversidad, lo que da pié a más errores, más miedo, estrés, mal rendimiento… y derrota. Pero nada de eso le pasó a Carolina Marín, porque jugó como siempre, y la mejor forma de verlo es observando qué hace entre punto y punto: siempre lo mismo, sin alteraciones por fallar o por un buen punto de las rivales, sin emocionarse demasiado tampoco ante un buen punto suyo, siempre tranquila pero con la tensión justa, atenta a las indicaciones del staff, a las que parece atender con una consciencia inusual.

Foto: José Manuel Vidal (EFE)

Rafa Nadal y Carolina Marín son dos buenísimos ejemplos que demuestran que al entrenar como se compite, después, al competir como entrenar, ofrecen de forma consistente su mejor versión, consiguiendo la máxima estabilidad en el rendimiento. Los resultados son la consecuencia.

En estos dos ejemplos, la actitud es el elemento clave. Pero hay más elementos que permiten conseguir y mantener la máxima estabilidad emocional durante la competición. Pueden consultarlos en mi reciente artículo publicado en la Revista Minut ACEB (Associació Catalana d’Entrenadors de Basquetbol), siguiendo este enlace.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


¿Héroes o entrenados? El caso de Tammy Jo Schults y el efecto túnel

abril 21, 2018

Hace unas semanas, a raíz de la noticia sobre la muerte de un afroamericano en EEUU a manos de la policía (ver noticia),  hablaba con un agente sobre el «efecto túnel» que dicen padecer al encontrarse en una situación de estrés intenso. El efecto túnel es  el efecto producido por una activación fisiológica intensa, fruto de la percepción de amenaza (en este caso, temer por la propia vida), ligada a un estrechamiento del foco de atención, que hace que la persona amenazada sólo pueda ser capaz de atender de forma muy intensa al estímulo o señal que propicia esta amenaza, impidiendo poder identificar otra información en el entorno que quizás en esos instantes podría ser de utilidad para tomar mejores decisiones. En el caso que comento, los agentes, excesivamente activados y demasiado pendientes de que el sospechoso no bajase las manos por miedo a que no les disparase, no se percataron que lo que esa persona sostenía era un móvil.

El 18 de abril de 2018 se supo la noticia que Tammy Jo Schults, ex piloto de la Marina de EEUU, actualmente trabajando para la aviación comercial, logró aterrizar después que uno de los motores estallara en pleno vuelo, causando la rotura de una de las ventanas, despresurizando la cabina y  succionando a una pasajera, que, aunque otros pasajeros consiguieron sujetarla, falleció después a causa de las heridas en la cabeza.

La prensa aplaudió la maniobra y sobre todo los «nervios de acero» de la piloto, que de forma unánime fue tratada de heroína. Ver noticia y vídeo en este link.

Tammy Jo Schults, y detalle del motor que estalló. Fuente: http://www.laprensa.hn/mundo/1170099-410/southwest-piloto-heroe-aterrizo-avion-filadelfia-tammy_jo

Es cierto que al escuchar el audio, entre profanos sorprende la calma con la que la piloto transmite los mensajes de socorro, informa de la situación, pide que se preparen los mecanismos para atender la emergencia en el aeropuerto, sigue las instrucciones y da la información requerida desde torre de control.

Pero esta calma no es por casualidad, sino por preparación. Schults perteneció a la fuerza aérea de EEUU durante 10 años y fue una de las primeras en volar un avión F-18 Hornet. Al no poder entrar en combate, dejó el ejército y se pasó a la aviación comercial. Aparte de esta experiencia, en la preparación de los pilotos es habitual practicar el manejo de situaciones como ésta con el simulador. Es un ejemplo de como el «efecto túnel» puede entrenarse, precisamente para que no se dé (o al menos no de forma tan intensa) en situaciones amenazantes o estresantes.

La preparación de la piloto (que no heroicidad) hace pensar en la preparación de sus compatriotas policías, a los que me refería al inicio del artículo. ¿Es su preparación equivalente en este sentido? Seguramente no. No dudo que hagan prácticas de tiro (y más en EEUU) y entrenen su eficacia, pero lo que sería necesario es simular situaciones de gran riesgo o amenaza, y practicar la auto-gestión de la activación (para ajustarla a niveles adecuados a la situación) y la concentración (para saber identificar en consecuencia los estímulos útiles a tener en cuenta para la tarea). Como se ha constatado en el caso de Tammy Jo, es una buena inversión para salvar vidas.

La falta de recursos para introducir este tipo de entrenamientos con simulador en ciertos ámbitos (policías, médicos, conductores de ambulancias, bomberos, etc.) no es excusa para no trabajar estos aspectos emocionales tan importantes. Por ejemplo, en el ámbito deportivo, los psicólogos del deporte son los encargados de entrenar la gestión de la activación y la concentración para que los deportistas puedan manejar lo mejor posible el estrés competitivo. Estos mismos profesionales, como expertos en rendimiento humano, podrían ayudar en otros ámbitos. Aunque las situaciones sean distintas, los mecanismos psicológicos que permiten una conducta mejor adaptada, y por lo tanto, más eficaz, son los mismos. Yo mismo he llegado a entrenar a operarios en la empresa siderúrgica para saber gestionar situaciones de emergencia. En este artículo, explico el trabajo realizado fruto de las medidas que se tomaron después de un accidente mortal, cuando una barra de acero candente no entró por uno de los moldes en cadena, y al no parar la maquinaria a tiempo, ésta empezó a retorcerse, saliendo despedida sin control. Por suerte (bueno, por una buena decisión de los directivos), esa empresa ya no depende de los héroes para evitar accidentes; ahora cuenta con operarios bien entrenados.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Extractos de «Vencer o aprender» (John Kavanagh, entrenador de Conor Mc Gregor)

febrero 5, 2018

Recientemente he tenido el placer de leer el libro del John Kavanagh, «VENCER O APRENDER». Kavanagh es el entrenador de Conor Mc Gregor, figura indiscutible de las MMA (Artes Marciales Mixtas). Fue al empezar a trabajar con un luchador de MMA que me interesó el libro. Antes había trabajado en karate y boxeo, durante muchos años. Pero cuando empiezo a trabajar en un nuevo deporte busco implicarme en él y conocerlo lo mejor y más rápido posible. Y este libro te traslada magníficamente al ambiente y a las particularidades de esta disciplina.

Quiero compartir algunos extractos que me han gustado especialmente:

1/ Sobre el afrontamiento de la competición…

«Lo que es indiscutible es que dirigir a luchadores en veladas pequeñas durante tantos años me permitió cogerle el tranquillo a la rutina para cuando estuviéramos listos para la UFC (Ultimate Fighting Championship). Cuando se cierra la puerta de la jaula, la situación es siempre la misma: mi luchador contra otro luchador. Todo lo demás -el local, el público, el ambiente, las consecuencias del resultado- es irrelevante. En SBG Ireland (Straight Blast Gym) hablamos con frecuencia de esto. ¿Qué importa que la jaula esté en el gimnasio, un día cualquiera, o en un estadio en Boston o Las Vegas un sábado por la noche? Eso puede tener un efecto emocional o psicológico, pero solo si tú lo permites. Si te lo propones, es como si la pelea tuviera lugar en el mismo ambiente en el que has estado entrenando las seis u ocho semanas previas. Entiendo muy bien que mucha gente lea esto y piense que no es tan sencillo, y probablemente no lo es para el 99 por ciento de la gente. Pero los luchadores que más triunfan son los que aprenden a afrontar una pelea de la misma manera que la sesión de entrenamiento del martes por la tarde.» (pág. 115)

2/ Sobre cómo afrontar las lesiones y aprovecharlas para aprender a entrenar mejor…

«Nunca tuve ninguna duda sobre la capacidad de Conor para superar el proceso de rehabilitación desde el punto de vista físico, pero la clave del éxito era el aspecto psicológico. Conor mantenía la mente activa. No se quedaba sentado compadeciéndose de sí mismo, comiendo helado y viendo la tele. Aprovechó la oportunidad para aprender. Aunque no podía entrenar, yo le enviaba preguntas en mensaje de texto: cómo respondería si se veía atrapado en ciertas posiciones durante un combate. Aquello mantenía su mente centrada y activa. Heather Milligan le enseñó mucho sobre el movimiento en el cuerpo humano, y aquello tuvo una considerable influencia en su manera de abordar el entrenamiento para sacar lo mejor de sí mismo en el plano físico. También le animó a aceptar aún más el concepto de entrenamiento ligero. Heather le dijo a Conor que sus músculos estaban demasiado tensos, y él se empeñó en asegurarse de estar siempre relajado y flexible. Aprendió la importancia del masaje, y llegó a entender que levantar grandes pesos no es tan necesario para ganar fuerza. Lo que había que hacer es concentrarse en el entrenamiento ‘suave’.» (pág. 129-130).

3/ Sobre la implicación emocional y los efectos en la concentración…

«Brandao (nota: un rival de Conor) estaba recibiendo mensajes em las redes sociales pidiéndole que ‘le enseñara modales a McGregor’ y que ‘hiciera callar a ese irlandés’, y cosas por el estilo. Pero es posible que estuviera sintiendo toda esa presión, porque cuando se plantó ante Conor en los calentamientos públicos ante los fans de Dublín, se le veía muy nervioso. Tenso. Era como un perro atada con una correa, pero yo ya sabía que era más ladrador que mordedor.

-Ya está implicado emocionalmente en la pelea -me dijo Conor después-. Esto no va acabar bien para él.» (pág. 147-148)

(Nota: Conor ganó por KO técnico a los 4 minutos, en el primer asalto).

4/ Sobre la comunicación entrenador – luchador…

«Mucas veces me preguntan cómo sé qué consejos hay que darle a un luchador en cada situación concreta. El final de aquel primer asalto es un buen ejemplo. En aquella ocasión, aunque físicamente estaba bastante fresco, Cathal (nota: otro luchador de Kavanagh) todavía se estaba recuperando de un primer asalto muy duro e intentaba despejarse la cabeza, así que no tenía sentido bombardearlo con información técnica que su mente no estaba en condiciones de procesar. Le habría entrado por un oído y salido por el otro. En una situación como aquella, lo mejor es conectar con el lado emocional del luchador. Ya has pasado por esto, no hay nada que temer, ahora llevas ventaja… es estas circunstancias, esa es la clase de cosas que movilizan algo. Estas líneas de comunicación entre entrenador y luchador no se crean de la noche a la mañana. No se pueden fingir ni forzar. Si Cathal hubiera sido un luchador de otro equipo en aquella misa situación, yo no le habría podido servir de nada. Se tarda mucho tiempo en desarrollar el nivel de confianza y comprensión necesario para poder hacer algo útil entre asalto y asalto.» (pág. 153)

5/ Sobre el papel de la confianza…

 

«Cuando se anunció la pelea con Aldo (nota: vigente campeón de la UFC en ese momento), escribí en mi columna de The42.ie que creía que Conor ganaría antes de terminar el tercero de los cinco asaltos previstos. Era una predicción modesta: podía imaginarme perfectamente a Conor liquidando aquello en el primer asalto. Le consideraba capaz de hacer un KO muy pronto, y entonces la lucha libre no iba a tener tiempo de entrar en la ecuación. Mi fe en la capacidad de Conor me daba la paz mental para pensar que podíamos salir adelante a pesar de la presión.

La situación me recordaba una cosa que le dijo el ex campeón mundial de boxeo Steve Collins a uno de mis chicos cuando visitó el gimnasio: ‘Prefiero estar al 75% físicamente y al 100% mentalmente que estar al 100% físicamente y al 75 mentalmente’.

Y, desde luego, aquello se podía aplicar a Conor, porque no cabía duda de que su preparación psicológica era impecable. No había en su mente ninguna duda sobre seguir adelante, así que lo mejor que yo podía hacer como entrenador era apoyarlo plenamente. Pero mentiría si dijera que no estaba preocupado. Mientras nos preparábamos para iniciar la preparación, yo no tenía ni idea de cómo se desarrollarían las cosas.» (pág. 204)

(Nota: Conor ganó por KO en 13 segundos en el combate por el título de la UFC)

6/ Sobre la importancia del entrenamiento invisible y la preparación… 

«Conor se había recuperado sin problemas de la reducción de peso y había dormido bien. Eso es música para mis oídos. En esos momentos siento que mi trabajo está ya casi hecho. Es hora de pelear. Hay personas que le dan demasiada importancia a lo que ocurre en el rincón durante una pelea, pero la verdad es que no importa mucho. A veces he recibido muchos elogios por mi contribución durante los combates, pero en mi opinión eso no va a cambiar el resultado. Tal vez puedas aportar un poco de orientación, y para el luchador es reconfortante saber que su entrenador, alguien a quien conoce y en qué confía, está allí para ayudarle. Pero no hay mucho más.» (pág. 218-219).

7/ Sobre la importancia de no alterar las rutinas de preparación…

«Supuestamente, no tener que reducir peso para la pelea contra Díaz fue una ventaja (Nota: Conor pasó de peso pluma a welter para pelear con Díaz), pero visto en retrospectiva fue sin duda un inconveniente. Reducir peso no es nada divertido, pero sirve como recordatorio de que te estás preparando para un combate. Te centra la mente y es una parte muy importante de lo que hemos estado haciendo. Sin ese ritual, las cosas se pusieron raras. Nos dejó en un estado mental que no era el acostumbrado. De pronto, la rutina que habíamos establecido se había suprimido. La necesidad de reducir peso pone al luchador en su sitio y le hace saber que hay una pelea a la vista. (…) En cambio, cuando has disfrutado de una buena comida, lo único que quieres es relajarte delante de la tele. El fuego que había en tu estómago ha sido sustituido por comida. Estar lleno no ayuda a mantener una mentalidad competitiva.

Para su próxima pelea, aunque sea en los pesos welter, Conor seguirá una dieta estricta. Ya tenemos  asumido que es un elemento importante de su preparación, así que pueden estar seguros de que el día del pesaje llegará con 75 kilos. ¡Nada de pastel de queso esta vez! Mantendrá una dieta pensada expresamente para pelear.» (pág. 258).

(Nota: el combate contra Díaz saltándose dos categorías de peso era un reto impensable, Conor perdió a los puntos, peró aprendieron algo muy valioso. VENCER O APRENDER).

 

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«