Fútbol: el mercado en contra de la cohesión

septiembre 4, 2019

En mi anterior post trataba sobre la difícil cohesión en los equipos de baloncesto profesional (Liga Endesa), a tenor de la confección de las plantillas, con muchos cambios de jugadores año tras año, y con muy pocos jugadores nacionales o «de casa», con quienes los aficionados les es más fácil identificarse.

En el fútbol profesional estos hechos se dan en menor medida y no afectan tanto a la construcción de equipo ni a la identificación con los aficionados. Es de justicia destacar al Athlétic de Bilbao como número uno indiscutible de los clubes con una filosofía de fichajes que cuida el sentimiento identitario de los jugadores. Pero aparte de este factor, en el fútbol de élite español existen algunas normas que sí dificultan y mucho la construcción del equipo y su cohesión: los plazos del mercado de verano (y también la apertura de mercado en invierno).

La Liga de Futbol profesional (Liga BBVA o 1ª división en España), en su temporada 2019-20, empezó el 18 de Agosto, y el plazo para poder fichar en el mercado de verano finalizó el 2 se Septiembre. Este hecho provoca que haya jugadores que se incorporan cuando la competición lleva ya tres jornadas. Pero lo peor no es esto. El mayor inconveniente es que el trabajo realizado en pretemporada dedicado a la construcción de equipo puede no servir ante el nuevo panorama fruto de las incorporaciones últimas, o  incluso ser contraproducente.

En pretemporada, cuando se construye el equipo, se establecen los roles que los jugadores deben cumplir, tanto por su función táctica (en primera instancia), como por los minutos de juego que el entrenador previsiblemente les va a conceder, en función de su nivel (en relación a los compañeros de su misma posición), o en función de la distribución de posiciones derivadas del esquema de juego escogido. Quien juega de qué, quien juega de titular y quien de suplente, qué portero juega qué competición, etc.

Para una buena cohesión, es muy importante que cada jugador tenga claro su rol, lo acepte, y lo cumpla. Es absolutamente recomendable pues que el entrenador de la información más clara posible a sus jugadores, para que estos no tengan ninguna duda acerca de lo que se espera de ellos. Solo habiendo informado bien el rol, podemos buscar la aceptación de los jugadores.

La aceptación de rol no es un proceso fácil, y menos en equipos plagados de estrellas, porque lo que quiere el míster puede ser diferente a lo que desea el jugador. Que el jugador acepte su rol por convencimiento (porque cree que es bueno para él y/o para el equipo) es muy positivo. Pero muchas veces el entrenador deberá recurrir al «imperativo legal», o lo que es lo mismo, «porque es lo que te toca hacer si quieres estar en este equipo«.

Sea como sea, si durante la pretemporada se ha realizado todo este trabajo, con los fichajes de última hora pueden cambiar las cosas, y mucho, dificultando la cohesión del equipo.

Vayamos al ejemplo fácil, de sobras conocido… Verano 2019-20. Al final, el culebrón Neymar ha quedado en nada… al menos de momento. Pero imaginémonos que las negociaciones hubieran tenido éxito… ¿Qué hubiese pasado entonces con Griezmann? (otro rutilante fichaje de este verano y reubicado a la banda izquierda porque la derecha tiene un dueño y señor llamado Messi). Pues que de pasar a titular pero con un rol diferente al suyo, hubiese pasado a suplente de Suárez. El Barça tendría a una estrella cabreada en el banquillo (habiendo pagado una fortuna por él), y el trabajo de construcción del equipo llevado a cabo en pretemporada y en las primeras jornadas, desaprovechado.

Siguiendo con el ejemplo, si Neymar hubiese llegado al Barça, seguramente habría sido a cambio de mucho dinero más algunos jugadores o muy buenos o muy prometedores; se hablaba de Rakitic y Dembélé. O sea que aparte de reconfigurar la delantera, el Barça tendría que reconfigurar su centro del campo, prescindiendo de un jugador muy solvente (Rákitic) y que había conseguido conectar muy bien con la afición, y en consecuencia, reubicando a otros, cambiándoles quizás también su rol previamente asignado.

¿Cómo solucionar esto? Todo pasa por los directores deportivos o secretarios técnicos (y también por directivos o presidentes que se entrometen). Quien sea que mande sobre los fichajes, pueden decidir cuando dan por terminada la confección de la plantilla. Si la plantilla empieza la pretemporada a finales de julio, esa fecha podría ser el límite auto-impuesto y no cuando se cierre de mercado. Aparte, pueden decidir fichar en base a criterios de necesidad (y no de marketing, o por presiones de los «amiguetes» entre la plantilla).

 

Gasto en fichajes durante el mercado de verano al inicio de la Liga 2019-20.

Antes hablábamos de la filosofía del Athletic de Bilbao con los fichajes. Aparte de la identificación de los jugadores con el club, y de los aficionados con los jugadores, si encima hay pocos cambios de jugadores de año en año, la cohesión por roles (es decir: todos tienen claro su rol, lo aceptan y lo cumplen) será mucho más fácil. A menos mercado, menos confusión.

Pero este caso es una excepción. La realidad es que la mayoría de clubes buscan ajustar las plantillas aprovechando hasta el límite los plazos del mercado. No seamos ilusos; seguramente tienen razones poderosas para hacerlo, más allá de los deseos del entrenador. Pero ante esta realidad, que complica la construcción de equipo y la cohesión, ¿qué medidas se toman? ¿Cuentan los equipos con algún especialista en team building que asesore al entrenador sobre las acciones a realizar para prevenir o corregir los efectos de los cambios de jugadores y de roles con la temporada en marcha? Por el momento, la figura del psicólogo del deporte, que es el profesional indicado para estas funciones, no es una figura que esté presente de forma consistente en los staff técnicos.

Los equipos grandes al fin y al cabo compran talento, pero ¿y los modestos? ¿Tienen en cuenta los beneficios de salir a competir con un equipo ya cohesionado? El Athletic sí lo tiene claro (en la tercera jornada va segundo en la clasificación, habiendo ganado al Barça en la primera jornada). Para los que no, les aconsejaría que al menos contasen con un profesional que les ayude a ordenar la confusión entre sus jugadores, provocada por el mercadeo de los secretarios técnicos y directivos.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


La (difícil) cohesión en el baloncesto

agosto 25, 2019

La cohesión es uno de los factores que ayudan a los equipos a rendir mejor, y a rendir de forma más consistente. Tradicionalmente, el trabajo sobre la cohesión empieza en pretemporada, buscando «hacer equipo», gracias al conocimiento mutuo y la convivencia de los jugadores en los stages. En algunas ocasiones (contadas), algunes clubes (muy pocos), dedican recursos (escasos) y profesionales especialistas (casi nunca), a trabajar la cohesión con técnicas de «team building«, actividades tipo «outdoor training«, o regulando las normas y la convivencia desde el inicio, en aras de favorecer el buen ambiente y la confianza entre jugadores. Pero lo más normal es que se dé por sentado que los jugadores encontrarán por sí mismos la forma de estar unidos, llevarse bien, ir todos a la una, respetar los roles, conectar con la ciudad, etc.

Que de una colección de individuos se pase a un grupo (conocimiento mutuo y objetivo común), de un grupo a un equipo (organización funcional por roles), y de un equipo a un equipo de alto rendimiento (confianza incondicional entre los miembros), depende de muchos factores y es algo que no puede dejarse al azar ni esperar que pase «de forma natural». Y menos aún teniendo en cuenta cómo se están confeccionando las plantillas actualmente.

En este artículo analizaremos la confección de las plantillas en el baloncesto español (Liga Endesa), y la repercusión que puede tener en factores clave para la cohesión de los equipos.

Así están las cosas a estas alturas, a pocas semanas de empezar la temporada 2019-20.

Clubes Nº jug. Jug. nuevos % Media anti-güedad Jug. nacio-nales %
Barça 14 3 21% 3 4 29%
Manresa 12 7 58% 1,75 3 25%
Zaragoza 12 4 33% 2,17 4 33%
Joventut 13 4 31% 2,85 3 23%
Betis 13 13 100% 1 3 23%
Gran Canaria 13 8 62% 2,46 4 31%
Tenerife 13 12 92% 1,08 6 46%
Baskonia 12 4 33% 2,75 1 8%
Obradoiro 12 6 50% 2,17 3 25%
Fuenlabrada 12 6 50% 1,67 4 33%
Andorra 12 8 67% 2 2 17%
Estudiantes 11 6 55% 2,91 4 36%
Real Madrid 13 2 15% 5,85 4 31%
Bilbao 13 13 100% 1 5 38%
Burgos 11 5 45% 1,82 5 45%
Málaga 14 7 50% 2,5 4 29%
Murcia 12 4 33% 2,17 1 8%
Valencia 14 5 36% 3,29 5 36%
Medias 12,56 6,50 52% 2,36 3,61 29%
Fuente: ACB.COM  (a 25-08-2019)

El primer factor es el de la identificación con el proyecto. Es lógico pensar que a más tiempo en el club, los jugadores están más identificados con el proyecto, y por lo tanto, al tener más claro y al estar más comprometidos con el objetivo común, la influencia en la cohesión es mayor.

Pues bien, la media de jugadores nuevos en los equipos de ACB es de 6,5, un 52% sobre el total de las plantillas (con una media de 12,56 jugadores). Curiosamente, el equipo que menos jugadores ha cambiado (en las últimas temporadas) es el Real Madrid, y coincide con una etapa victoriosa, desde que el proyecto recayó en manos del entrenador Pablo Laso. Para esta temporada sólo incorpora a dos jugadores nuevos, y la media de años en el equipo es de 5,85 años, de largo la más alta de la liga, seguido por Valencia y Barcelona (por cierto, los tres primeros clasificados esta temporada 18-19).

El tema de la identificación tiene otra vertiente: la identificación de los aficionados con el equipo.

Y es que aparte de buscar tener un equipo cohesionado, es realmente importante buscar la comunión de la afición con el equipo. Si seguidores se identifican con los jugadores, van a estar más fidelizados  con el equipo, es decir, va a haber una mayor asistencia, más conductas de soporte y ánimos durante el partido, y lo que es más importante, soporte incondicional aunque las cosas no vayan bien.

Ahora mismo, ¿qué equipos van a ser reconocibles para sus seguidores a inicio de temporada? El Real Madrid seguro. Pero la pregunta es: ¿tienen en cuenta los directores deportivos estas estadísticas?

Fuente: https://www.realmadrid.com/baloncesto

Otro aspecto es el de la vinculación sentimental entre jugadores y afición. En este sentido, que los jugadores sean de «casa» ayuda clarísimamente a esta vinculación sentimental con los seguidores, pero  son escasos los equipos que cuentan con jugadores «de casa» o que provengan de sus canteras. Si consideramos que este vínculo sentimental puede facilitarlo el hecho de ser jugadores «nacionales», para esta temporada la liga Endesa va a contar solamente con un 29% de jugadores de nacionalidad española (o andorrana), teniendo en cuenta que algunos de ellos no lo son de origen. En este tema, de los equipos punteros mencionados anteriormente, el que está más por encima la media es el Valencia. Los que más nacionales van a tener son Tenerife (46%) y Burgos (45%). Y en sentido contrario están Baskonia y Murcia (8%).

A falta de jugadores «de casa» (como Albert Ventura en la Penya, por citar un ejemplo proveniente de cantera), la identificación de los aficionados con los jugadores depende de los años en el equipo.  A más tiempo en el equipo, más identificación en el proyecto, más compromiso, y más conexión con el público (como ya hemos comentado). Aparte, el jugador va a estar más adaptado a la ciudad, a la cultura, al idioma, a la gastronomía… Y su familia también. Todo esto ayuda enormemente a tener un rendimiento consistente, más allá de los mecanismos tácticos consolidados (aunque esto dependa de la permanencia del entrenador, tema que da para otro post). Como ejemplo de foráneos «longevos» podríamos nombrar a Jaycee Carroll, con 9 temporadas en el Real Madrid,  a Ante Tomic con 8 en el Barça, o a Bojan Dubljevic con 8 en el Valencia (¡Vaya! ¡De nuevo el top tres!).

Teniendo en cuenta los datos recogidos, en general se observa muy poca sensibilidad de los equipos directivos a la hora de confeccionar las plantillas de acuerdo a los temas comentados aquí, y esto seguro que condiciona negativamente (o dificulta) la cohesión en los equipos. Cierto que el mercado y los presupuestos influyen sobre qué jugadores fichar y con cuantos años de contrato. Ahora bien, si se considerase detenidamente la influencia tan positiva que tienen la vinculación y la identificación de los jugadores en la cohesión, el rendimiento, el compromiso y la conexión con el público, quizás las políticas de fichajes cambiarían.

Sea como sea, el panorama actual aún da más relevancia a los efectos positivos que consiguen los equipos que sí contemplan los aspectos de vinculación y identificación de sus jugadores. Es lógico pues constatar que son los equipos más poderosos los que más cuidan este factor, ya que son los que deben competir con todo.  Lo que es curioso es constatar como otros equipos renuncian a este factor de rendimiento, especialmente los equipos modestos, y en especial los equipos que tradicionalmente lo habían cuidado, y además con mucho éxito, como Joventut o Estudiantes.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


La conexión equipo-afición y el entrenador-fusible

noviembre 18, 2018

Estamos en la era de la globalización mediática del deporte. Al flujo informativo a través de los medios tradicionales se le suma el tráfico por las redes sociales. La vida de un equipo ya no solo pertenece puertas adentro al equipo y puertas a fuera a los socios o abonados. Los periodistas entran en los vestuarios, las charlas pre-partido se transmiten, los tiempos muertos son públicos… Los seguidores no son solo espectadores sino comentaristas en vivo vía Twitter o a través del chat asociado al medio que esté ofreciendo el partido. Ante esta dispersión de información, es difícil mantener un relato único en el que los seguidores se identifiquen, aunque esto no és óbice para que el club no lo intente a través de todas la herramientas disponibles: información generada por el departamento de prensa (hacia los medios tradicionales), información ofrecida en la web, canal Youtube, canal Twitter, etc. Aunque de todas las fuentes posibles, el mensaje del entrenador jefe es lo más potente, no solo porque es el representante legítimo de la filosofía y el estado del equipo, sino también por la frecuencia de sus apariciones en los medios.

Que el club y en en especial el equipo insignia definan y defiendan una idea o una filosofía reconocible es crucial para conseguir una buena conexión con los seguidores más cercanos al equipo. Pero también lo es para generar una «marca» a un nivel sociológico más amplio. Una marca (imagen) puede construirse por la forma especial de hacer las cosas (San Antonio Spurs, en baloncesto), por un estilo de juego consistente en el tiempo (FC Barcelona, en fútbol), por la política de fichajes (Athletic de Bilbao, en fútbol), o por apostar decididamente por la cantera (Joventut de Badalona, en baloncesto). Seguramente hay más ejemplos y otras formas de generar «marca», y evidentemente, muchas más opciones de seguir una filosofía que sea reconocible por la afición.

Cuando hay tanta competencia en el ocio, contar con el compromiso de los abonados (o socios) y lograr adherencia de los máximos seguidores posibles pasa indefectiblemente por establecer una conexión sentimental con ellos. No es nuevo; de hecho es aquello tan conocido de «SENTIR LOS COLORES». Pero en esto, es tan iluso pretender que un jugador nuevo fichado a base de talonario sienta los colores y ame el escudo desde el primer día, como iluso es pretender contar con el amor incondicional de los seguidores a cambio de nada.

Los grandes clubes pueden ofrecer espectáculo y/o títulos. Pero está claro que no todos van a poder, e incluso pudiendo, quizás no sea suficiente para conseguir una buena y duradera (¡incondicional!) conexión con los aficionados. Es por ello que el relato, la filosofía, los valores, la forma de funcionar, etc., son fundamentales para conseguir esta vinculación sentimental.

Independientemente de la filosofía o los valores escogidos, quizás la clave esté en la estabilidad. Si recordamos los ejemplos dados anteriormente, todos esos clubes mantienen su marca reconocible durante un largo período de tiempo. Ahora bien… ¿qué pasa cuando no hay una «marca» o filosofía asociada al club y la conexión con los seguidores pasa por la identificación con el equipo (valores, juego, jugadores…)? En este caso, la estabilidad aún toma más relevancia. Que el entrenador y los jugadores sean conocidos, reconocidos como propios, o ¡amados!… pasa por su continuidad.

El «resultadismo» es el enemigo nº 1 de la continuidad. Lo sufren especialmente los entrenadores, principales víctimas de las urgencias por los resultados o la clasificación. Se cambia al entrenador cuando el equipo «va mal» (¡o no!) con la «esperanza» que con otro entrenador el equipo «vaya mejor». Algunos equipos han sido hasta capaces de repetir el ciclo dos veces con los mismos protagonistas (Baskonia, en baloncesto, ha despedido dos veces al entrenador Pedro Martínez sustituyéndolo otras tantas por Perasovic). No se tiene en cuenta que las grandes épocas de los grandes equipos han sido fruto de la estabilidad en los banquillos y en las plantillas (siguiendo con el baloncesto, los Lakers de Patt Riley o los Bulls de Phil Jackson; o en España, Barça de Xavi Pascual y actualmente el Real Madrid de Pablo Laso). Y lo que es más grave, los directivos no tienen en cuenta el papel clave que juega el entrenador como transmisor del relato, los valores y la filosofía del equipo. Si el entrenador no tiene continuidad, el relato basado en los (supuestos) valores y la filosofía del equipo tampoco. Y sin continuidad, a los seguidores les cuesta identificarse con el equipo / club.

Segundo relevo Martínez – Perasovic en el Baskonia. Foto: Gigantes

Los directivos, por tanto, deberían ocuparse de construir o mantener una «marca» para su club que fuera reconocible por los seguidores, en busca de conseguir y fortalecer los vínculos sentimentales con ellos. Y a partir de ahí, escoger (racionalmente) a los entrenadores que encajen mejor con los valores, la filosofía o el estilo de juego que el club ya posea o pretenda mostrar. El caso más claro es el FC Barcelona de fútbol y su apuesta por un estilo de juego heredado desde la época de  Johann Cruyff como entrenador.

Ahora bien, tengan o no los clubes una «marca» o filosofía consolidada, conseguir seguidores (¡y jugadores!) identificados y comprometidos con el equipo pasa por dar continuidad al entrenador (y a los propios jugadores). Y es que cuando se entra en una dinámica de cambios con la «esperanza» que las cosas vayan mejor, quizás se consiga alguna victoria más, quizás se consiga relanzar a un equipo en crisis, pero el equipo pasa a no ser reconocible (por el carroussel de jugadores nuevos en cada temporada y por los cambios en el estilo de juego), y la identificación sentimental entre equipo y seguidores se rompe a la vez que las gradas se van vaciando.

Tradicionalmente (al menos hasta la llegada de -mucho- dinero extranjero), el fútbol inglés nos ha enseñado que la fidelidad de los seguidores no se consigue por ofrecer «esperanza» en los resultados, sino generando complicidad y CONFIANZA INCONDICIONAL con el equipo, fruto de la continuidad especialmente en los banquillos, y con ella, el mantenimiento de un relato reconocible asociado a los valores del club. En cambio, lo que ya hace tiempo que vemos en el fútbol y el baloncesto español (las dos principales ligas profesionales), es que el entrenador se ve condenado a asumir el rol de fusible y pagar por los bandazos que dan los clubes mayoritariamente por falta de visión.

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


25 años de Barcelona’92: «Los chicos de oro» (fútbol)

junio 14, 2017

Se cumplen 25 años de las Olimpiadas en Barcelona’92. Una buena oportunidad para recordar lo que representaros esos Juegos, los éxitos de la delegación española, entre ellas las de la selección de fútbol que ganó el oro.

El documental Los chicos del oro (Movistar Plus) repasa la trayectoria de la selección, la preparación en las concentraciones, la competición, las vivencias de los jugadores, los momentos clave… pero sobre todo quiero destacar este documento como constatación de la  importancia de la “revolucionaria” inclusión de los psicólogos Jesús García Barrero y Rosana Llames para trabajar con el equipo.

Independientemente de los efectos directos de las intervenciones realizadas por los psicólogos, el hecho mismo de hacer algo “especial” durante la preparación, seguro que ayudó al colectivo a concienciarse de la excepcionalidad que representaba la participación en unos Juegos Olímpicos. Esto, que para otros deportes está totalmente asumido (algunos se planifican por ciclos olímpicos), seguramente ayudó a que los jugadores de la selección (la mayoría ya en el escenario o a las puertas de la profesionalidad) encontrasen un sentido especial a lo que estaban haciendo, más allá de la recompensa en forma de dinero.

Por lo que se intuye en el documental, contar con psicólogos en el equipo pudo permitir que ciertos jugadores pudieran contar con alguien a quien confiar sus cosas, sin miedo a malas interpretaciones ni a consecuencias por parte de los técnicos.

Aunque en el documento se desvelan los recelos y las dificultades iniciales para entender los procedimientos planteados especialmente por Jesús, todos los implicados concluyen que la figura del psicólogo fue fundamental para el éxito de la selección.

Parte del éxito, seguramente vino por otros factores, que también se visualizan o se intuyen en el documental, factores en los que habitualmente la figura del psicólogo interviene, de forma directa o indirecta, y que se detallan a continuación:

  • La cohesión gracias al ambiente entre los componentes y gracias a la asunción colectiva de roles distintos en función de las posibilidades de aportación de cada uno.
  • La importancia de los líderes “informales” del equipo y en especial la del capitán, Roberto Solozábal, que ejerció formidablemente su rol como representante y negociador ante los directivos.
  • La tolerancia o la empatía, que se le intuye por las declaraciones en el documental, del seleccionador, Vicente Miera, ante situaciones propias de jóvenes de 21 años con proyección profesional, seguramente desaconsejables desde la perspectiva del rendimiento, pero que generaron unos efectos secundarios muy beneficiosos en el grupo.
  • La tranquilidad del seleccionador, que seguramente ayudó a poder afrontar situaciones de presión con la calma necesaria para mostrar a los jugadores que el camino seguía siendo estar centrados en el juego, y no en lo que significaba ganar o perder.
  • El diseño de las concentraciones previas y ya en el campeonato, buscando contener la lógica e inevitable dispersión siempre presente en el entorno social de los Juegos.
  • La combinación adecuada entre concentración y distensión. Si se dan las condiciones propicias, programar actividades de distensión evita el agobio de tantos días en régimen de concentración, y favorece estados de ánimo positivos.
  • La presencia de la selección en la ceremonia de apertura, no prevista inicialmente, podría haber sido un motivo de dispersión, pero probablemente ayudó a “injertar” en los jugadores el sentido o la importancia que tienen los Juegos en la sociedad, contribuyendo positivamente a la motivación para hacerlo lo mejor posible.
  • La gestión de las expectativas, buscando evitar triunfalismos gracias a respetar al rival, estudiando sus puntos fuertes y preparando la forma de afrontarlos.
  • La unidad entre equipo y público. Hoy en día, ver el Camp Nou repleto de banderas españolas, como ocurrió entonces, es impensable. Pero seguro que algo se hizo para hacerlo posible. Por ejemplo, en la inauguración de los Juegos, sus majestades los Reyes de España fueron recibidos con el himno catalán, “els Segadors”. Estas medidas protocolarias fomentaron el respeto mutuo y permitieron el encaje de sentimientos compartidos, facilitando la identificación con la selección por parte del público, mayoritariamente catalán.

De las 22 medallas logradas por la delegación española en los JJOO de Barcelona’92, en 17 de ellas estuvo presente la figura del psicólogo del deporte. Esperemos que este 25 aniversario sirva para recordar también este hecho y así reivindicar el papel de esta disciplina para ayudar a conseguir el máximo rendimiento deportivo combinado con el mejor bienestar personal posible.

 

por Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor del libro «Entrenando al entrenador…«


Ideas y actividades para construir equipos

diciembre 3, 2014

Ya podéis acceder a la serie completa de artículos dedicados a la construcción de equipos, que en su día se publicaron en la Revista Minut ACEB (Revista de la Asociación Catalana de Entrenadores de Baloncesto) y que ahora he revisado y traducido al español.

Son 10 artículos con ideas y actividades para construir y gestionar equipos deportivos, aunque también son aplicables al entorno laboral.

Ejercicio team building

Desde aquí podéis acceder directamente a los artículos.

  1. Estructura de equipo
  2. Dinámica de equipo
  3. La cohesión a través de los objetivos + Ejemplo del test CPO – Cohesión por objetivos
  4. El establecimiento de las normas
  5. El establecimiento de roles
  6. Mejorar el conocimiento mutuo y generar ambiente de equipo
  7. Promover la cooperación
  8. Promover la competitividad
  9. Aprovechar los liderazgos
  10. Construir confianza

En el apartado «Publicaciones» podréis acceder al resto de artículos.

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador...

Psicología LOW COST para deportes de equipo

noviembre 13, 2014

A principios de noviembre de 2014, tuve la oportunidad de dirigir un taller en el Congreso Internacional de Psicología Aplicada al Fútbol (CIPAF), que se realizó en el INEFC de Barcelona.

2014 CIPAF

En el taller presentaba un par de casos en los que había intervenido en deportes de equipo (hockey hierba y baloncesto) con una metodología muy eficiente, por lo que se habían conseguido muy buenos resultados con poco coste.

Low cost = eficiencia

Que una intervención psicológica pueda ser eficiente o low cost, no quiere decir que se baje el precio. Al contrario. Las propuestas low cost presentadas no consistían en rebajar el precio por «quilo de psicología«, sino en buscar formas de intervenir con menos «quilos de psicología«.

Las claves para conseguir una intervención psicológica eficiente o low cost en deportes de equipo, son las siguientes:

1/ Dar en el clavo.

El psicólogo debe escoger las áreas de intervención donde mejor pueda trabajar, en busca de conseguir unos objetivos bien seleccionados, con una metodología bien diseñada, que apunte de forma precisa hacia la consecución de los objetivos, y facilite la participación de los agentes implicados (entrenadores y/o jugadores), sin generar rechazo.

«Dar en el clavo» no es fácil, y no es una cuestión de suerte. Cuanta más experiencia tenga el profesional, más probabilidades habrá que haya aprendido a valorar convenientemente la situación y la demanda de los clientes, podrá contar con más recursos metodológicos, y sabrá transmitir esa metodología con más convicción y autoridad.

Por lo tanto… «dar en el clavo«, que es una de las claves de la eficiencia, estará en manos de profesionales con experiencia, que no son los que cobran menos por sus servicios. A pesar de ello, será más rentable invertir un dinero concreto en un «quilo de psicología» servida por un experto, que no gastar la misma cantidad de dinero en «muchos quilos de psicología» servida por un profesional inexperto.

La psicología bien aplicada no es cara, es rentable

2/ Trabajar con el entrenador. 

La segunda clave para la eficiencia en intervenciones psicológicas en deportes de equipo, es trabajar con el entrenador. Trabajando a través de él, llegas a todos los jugadores. Y a través de él, trabajas todos los aspectos psicológicos presentes en las dinámicas de entrenamiento y competición.

En este mismo blog, podéis consultar artículos que traten este punto:

3/ Trabajar a distancia.

La tercera clave para intervenciones psicológicas low cost en deportes de equipo, es introducir el trabajo a distancia con el entrenador. El trabajo on line permite reducir horas presenciales y desplazamientos, con lo cual abarata los costes. Y por contra de lo que se podría interpretar, si está dirigido por un buen profesional, experto en esta metodología, el trabajo on line ofrece considerables ventajas.

En el video siguiente, se detalla la forma de trabajar a distancia y las ventajas que ofrece. Acceder al video.

Dar en el clavo, trabajar con el entrenador, y introducir el trabajo a distancia, las tres claves para una intervención psicológica  eficiente en deportes de equipo.

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador..."

¿El psicólogo? ESTÁ ALLÍ, gracias.

julio 28, 2014

 

El fichaje de Joaquín Valdés como psicólogo del primer equipo del FC Barcelona junto al entrenador Luís Enrique, y su presencia habitual en los entrenamientos junto al míster, está dando visibilidad al rol del psicólogo dentro del staff técnico.

En la web del Barça comentan las diferentes funciones de los técnicos de la actual plantilla (ver el video clicando aquí) aunque de todos los roles, el del psicólogo es de quien menos se intuyen sus funciones por las imágenes (y tampoco las explican).

Los hombres de Luís Enrique

Staff técnico del FCB 2014-15. Joaquín Valdés, a la derecha (Fuente: http://www.fcbarcelona.es)

Pero lo que está claro es que el psicólogo… ESTÁ ALLÍ (en los entrenamientos, en los partidos, en las reuniones…).

ESTAR ALLÍ es tremendamente importante por varias razones:

  • El psicólogo se «empapa» de las dinámicas que se dan en los entrenamientos, partidos, desplazamientos, concentraciones… Esto le permite entender mucho mejor el contexto para después poder asesorar al entrenador (y ayudantes) o poder ayudar a los jugadores.
  • Los jugadores ven al psicólogo como un técnico más, cosa que ayuda a que se desvanezca la imagen ya tan desgastada del psicólogo como alguien que trata problemas clínicos fuera del entorno deportivo. El psicólogo es un entrenador más que se cuida de las habilidades psicológicas de los jugadores o de la gestión que hace el entrenador de los aspectos psicológicos presentes en la vida del equipo.

Pero hay más… El psicólogo puede ESTAR ALLÍ aparentemente sin hacer nada, aunque en realidad está haciendo mucho. Tal como he dicho antes, el psicólogo está observando constantemente aquellos factores presentes en la vida del equipo que pueden ser relevantes para poder asesorar mejor al entrenador o poder ayudar mejor a los jugadores que lo requieran.

  • El psicólogo observa a los jugadores para poder conocerles a fondo sin tener que realizar ningún test por escrito. La observación es mucho mejor que pasar cualquier test, primero porque  los jugadores odian hacerlos; y segundo, porque la información que se recoge es mucho más veraz, directa y contectualizada. Lo que el psicólogo observa de los jugadores, para después poderles ayudar o asesorar al entrenador sobre cómo tratarles, es básicamente lo siguiente:
    • Estado de ánimo (cómo está ese día en concreto cada jugador)
    • Habilidades psicológicas (concentración, ajuste de tensión, control de impulsos…)
    • Actitud y motivación (capacidad de adaptación, capacidad agonística, perseverancia, tolerancia a la frustración…)
    • Personalidad (grado de extroversión, labilidad emocional, autoestima…)
  • También observa cómo se estructura el grupo (roles, subgrupos) y cómo funcionan las dinámicas internas (clima de trabajo, ambiente social, cohesión…)
  • Y especialmente, observa sin tregua todo aquello que hace y dice el entrenador, dentro y fuera del campo, analizando la repercusión que pueda tener en relación a los aspectos psicológicos presentes en cualquier momento de la vida del equipo.

Luís Enrique dijo el día de su presentación que el psicólogo «era para él». Y en verdad, ESTANDO ALLÍ, Joaquín Valdés puede ayudar y mucho al entrenador a gestionar mejor los aspectos psicológicos, de forma que ayuden a optimizar los entrenamientos (para ser mejores) y a estabilizar el rendimiento (para ser capaces de demostrar ese nivel en los partidos).

Para el psicólogo, ESTAR ALLÍ a veces tiene premio. Quizás ha estado allí durante un montón de entrenamientos, quizás semanas, quizás meses… Pacientemente, haciendo su trabajo. Y a veces llega un momento en que el entrenador lo necesita y él tiene la clave que puede desencallar una situación conflictiva, o tiene la receta que puede ayudar al equipo a salir de ese túnel o romper esa mala racha… El psicólogo habrá tenido que ESTAR ALLÍ para en ese momento ser eficaz, preciso y al mismo tiempo ofrecer soluciones «ecológicas», que el entrenador pueda adoptar y hacerlas suyas, que no sean extrañas para él ni para los jugadores.

Y si la cosa sale bien (como si sale mal), el psicólogo seguirá ESTANDO ALLÍ, como sin hacer nada.

Esta es la virtud del psicólogo del deporte (del buen profesional de la psicología del deporte), pero esta misma «invisibilidad» es la razón por la que este rol tan importante en el mundo profesional no ha cuajado de momento de forma consistente en los equipos técnicos. Pero esto es otra batalla…

Otro premio de ESTAR ALLÍ, quizás el que más agradecemos los psicólogos, es cuando al final del entrenamiento se nos acerca un jugador y de la forma más natural del mundo nos dice: «Quiero comentarte una cosa...».

ESTAR ALLÍ habrá valido la pena.

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador..."

Protestas y más protestas a los árbitros

junio 27, 2014

Estos días vemos como en el Mundial de Fútbol en Brasil o en la Final de la Liga Endesa de Baloncesto, los jugadores manifiestan una gran reactividad y frustración ante las decisiones de los árbitros. Si la decisión no es a favor, la queja surge de forma inmediata, ya sea porque realmente el jugador cree que ha sido una decisión injusta, ya sea para condicionar el criterio de los árbitros.

Antes de seguir, dejadme informaros que trabajé como psicólogo en el departamento arbitral de la Liga ACB de baloncesto, entre los años 2001-2007, y en el Basquet Manresa, de esta misma liga, desde la temporada 2006-07 hasta la 2012-13. Por lo tanto, los comentarios no son gratuitos, sino fruto de estar en contacto con todas las partes durante años, a un nivel profesional.

La pretensión de los entrenadores y jugadores de poder influir en el criterio de los árbitros (a más quejas, el árbitro acabará pensando que nos está perjudicando y acabará compensando), puede funcionar en contadas ocasiones, quizás ante árbitros inexpertos o árbitros que no nos «conozcan» demasiado (como puede pasar en el Mundial de Fútbol). Pero por una vez que consigan cambiar a su favor el criterio arbitral, habrá muchas más ocasiones en las que la protesta acabará volviéndose en contra, tanto a nivel individual (desconcentrándose) como a nivel grupal (siendo amonestado o expulsado).

Además, si se da el caso que los árbitros son expertos, tratar de influir en ellos es aún más difícil. Los árbitros con experiencia son valientes, les gustan los retos. Y ser capaces de seguir pitando de la forma más justa posible (según su criterio) a pesar del entorno en contra, se convierte en una motivación para ellos.

Pablo Laso, entrenador del Real Madrid de Baloncesto, fue expulsado en el partido final. La imagen del entrenador, lesionado y en silla de ruedas, saliendo de la pista, ha sido muy elocuente. Su estrategia falló; sus protestas se encontraron con el límite (más la motivación comentada en el parágrafo anterior) de los árbitros. Consecuencia: perjuicio para el equipo.

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Autor: EFE; Fuente: http://www.libertaddigital.com/deportes/baloncesto/2014-06-26/pablo-laso-me-voy-decepcionado-1276522465/

Lo mismo cabe decir acerca de los jugadores, pero con un añadido muy importante. A cada queja, el jugador gana opciones de desconcentrarse y de salirse de la zona de tensión óptima. Cierto que los buenos jugadores parecen capaces de reconcentrarse en seguida, pero yo estoy seguro que ganarían estabilidad en su rendimiento si mantuviesen estas reacciones bajo control.

Si intentar influir y condicionar el criterio de los árbitros es complicado y conlleva efectos secundarios negativos para los jugadores o entrenadores, lo que es 100% seguro es que los árbitros no van a cambiar sus decisiones una vez tomadas por mucho que los jugadores protesten. Siendo esto así, yo me pregunto: ¿a qué le dan más importancia o a qué dedican más esfuerzo jugadores y entrenadores? ¿A protestar para intentar buscar la supuesta compensación arbitral? ¿O a mantenerse centrados en el juego, controlando y bloqueando las protestas?

Por lo que hemos visto estos días, la respuesta es clara. Por eso, siempre he pensado que un gran objetivo como psicólogo del deporte en un equipo sería el de trabajar para conseguir controlar estas reacciones. Y esto pasaría por convencer al entrenador de las ventajas de hacerlo y habilitarle para que él pueda dar ejemplo, entrenar a los jugadores en autocontrol y refocalización,  y, por qué no, incidir a través de la comunicación corporativa en el club para que los aficionados ayuden también en este sentido desde la grada. Si en la grada hay menos frustración, los jugadores podrán controlarse mejor. Y viceversa.

Entonces sí. Entonces estaremos preparados mentalmente para no alterarnos continuamente y poder así mantener la concentración y la tensión justa durante todo el partido. En definitiva, tendremos más opciones de poder demostrar nuestro nivel real de juego, y no caer en la trampa de las emociones negativas.

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador..."

Conexión entre trabajo interno y comunicación externa

junio 11, 2014

Una de las experiencias profesionales de las que estoy más satisfecho es de mi colaboración con Jaume Ponsarnau, entrenador del Basquet Manresa de la Liga Endesa (temporadas 2006-07 a 2012-13), y en especial de las estrategias que promovieron la conexión entre el trabajo realizado por él (y todo su equipo técnico) con la comunicación externa (directivos, aficionados, prensa…). Esto ayudó a que todo el entorno supiera valorar el trabajo realizado independientemente de los resultados, y esto facilitó en parte a que pasasen cosas como esta el día de su despedida ante los aficionados.

Por todo ello, quiero destacar en este post la publicidad que recientemente ha puesto en marcha el euipo REPSOL HONDA en MOTO GP, ya que creo que es otro buen ejemplo de cómo puede conectarse la filosofía interna con la comunicación externa.

Seguramente han visto en las vallas publicitarias imágenes de Dani Pedrosa o Marc Márquez con lemas como «Valentía«, «Inteligencia«, «Entusiasmo«, etc. Aunque al que quiero referirme, y el que me gusta más és el lema «SUPERACIÓN«.

Superación REPSOL Honda

Y es que, por ejemplo, si en el equipo quieren que Marc Márquez siga motivado después de 6 victorias consecutivas (más las que vengan…), el mejor estímulo no es buscar sólo volver a ganar sino buscar SER MEJOR, hacerlo mejor cada vez.

Querer hacerlo mejor es la mejor manera de asegurarse las máximas opciones de poder ganar. Pero al mismo tiempo permite estar centrado en el proceso, en la tarea, y por lo tanto resistir mejor a los pensamientos traidores que inciden en el significado de los resultados, en los récords, en los premios, en la fama…

Obligarse a batir un récord añade presión; en cambio, desear hacerlo lo mejor posible, es lo que te ayuda realmente a tener opciones de conseguir el resultado que deseas.

Por ello, en este eslogan lo han clavado. Está psicológicamente bien orientado. Buscar superarse a uno mismo. Esta es y debe seguir siendo la clave de Marc Márquez, como lo ha sido y sigue siendo de Rafa Nadal, por poner otro gran ejemplo de coherencia entre trabajo y comunicación.

Si con este eslogan consiguen que después de una caída (que no deseo), Marc Márquez y todo su entorno consideren la próxima carrera como una nueva oportunidad de hacerlo mejor (aprovechando el aprendizaje conseguido gracias al supuesto fallo), habrán conseguido la cuadradura del círculo.

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador..."

Pautas para cohesionar a un equipo

junio 5, 2014

A inicios de Junio de 2014 falleció Albert V. Carron, a los 73 años. Carron fue profesor e investigador en Psicología del Deporte en la School of Kinesiology, de la University of Western Ontario (Canadá). El legado más preciado para los psicólogos del deporte ha sido su modelo para entender y manejar la cohesión en equipos deportivos.

Este modelo, a grandes rasgos, indica que la cohesión en los equipos puede conseguirse gracias a que los componentes tengan claro el rol que se les otorga, lo acepten y lo cumplan. Si se dan estas tres condiciones en la mayoría de los componentes del equipo, la cohesión funcional está garantizada.

Tener claras estas condiciones, ayuda al entrenador a orientar su influencia como líder en busca de conseguir hacerse entender, motivar al deportista, o hacerle cumplir con las conductas esperadas.

Como homenaje a Albert V. Carron, me gustaría ofrecer un extracto de mi libro «Entrenando al entrenador. Ideas y trucos para una comunicación constructiva y eficaz« (Editorial Bubok), en el que narro una experiencia en la que aplicando algunas de las ideas de Carron, conseguimos que un grupo de deportistas se convirtiera en un equipo cohesionado.

CONSEGUIR QUE UN GRUPO SE CONVIERTA EN UN EQUIPO

En el Campeonato de España de Boxeo Olímpico (2007) acudí con la Selección Catalana y pude ser partícipe de un hecho insólito. Los boxeadores competían cada uno en su peso y por lo tanto, a priori no existían interacciones funcionales entre ellos. Técnicamente éramos un grupo. Pero ocurrieron algunos hechos que acabaron propiciando que ese grupo se convirtiera en un equipo:

  • El liderazgo del grupo estuvo perfectamente compartido entre el seleccionador, Juanma Cortés, y nuestro boxeador referencia, César Córdoba. César no sólo era el favorito en su peso, sino que la mayoría de público (en Huelva) lo reconocía como figura indiscutible, gracias a sus éxitos en Thai Boxing (Campeón del Mundo 2005). Lejos de generar distancia o envidias con el resto del grupo, César supo aglutinar a todos los boxeadores, erigiéndose como estandarte, consiguiendo que todos los compañeros estuviesen orgullosos de pertenecer al mismo equipo. Su implicación fue máxima en la generación de un ambiente de equipo increíble.
  • Las demás selecciones observaban cómo nuestro equipo se mantenía unido no sólo durante las competiciones, sino también durante las comidas y en los momentos de tiempo libre.
  • Éramos el equipo que en más ocasiones mantenía la unidad en el vestuario, asumido este aspecto de forma absolutamente natural, sin obligaciones de ningún tipo.
  • Teníamos una forma de trabajar diferente, con una organización que permitía a los boxeadores saber en cada momento lo que debían hacer, pudiendo ofrecer así más espacios de libertad.
  • Se creó una especie de “himno” espontáneo, un rap con una letra divertida y relacionada con uno de los mayores retos de los boxeadores, estar en el peso fijado por su categoría (¡“Sí, sí, sí, estamos en el peso, estamos en el peso!”).
  • Implicamos a todos para que animasen a sus compañeros cuando boxeaban, y aprovechamos esta coyuntura para crear un sistema de comunicación entre el púgil que combatía y los compañeros en la grada, que transmitían las órdenes que el entrenador insinuaba pero que no podía dar él directamente al estar prohibido por el reglamento.
  • Se combinaron perfectamente los objetivos individuales (ganar los máximos combates) con el objetivo de la selección (ganar el máximo de puntos para el ranking de autonomías).
  • Los boxeadores creyeron y se identificaron con el estilo técnico-táctico propuesto por el seleccionador, basado en el criterio olímpico, y que incluso fue reconocido como especial por los demás participantes.

Gracias a todo esto, un grupo con procedencias, ambientes, niveles socio-económicos, religiones (contábamos con un musulmán practicante), veteranía y niveles técnicos diferentes, se convirtió en un equipo de alto rendimiento, muy, muy unido y cohesionado.

Campeonato España Boxeo 2007

Joan Vives Ribó
Psicólogo del deporte
Autor de "Entrenando al entrenador..."